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Narcotráfico, el negocio ilegal más lucrativo: ONU

El crimen organizado transnacional es un negocio que amenaza la paz, la seguridad y la prosperidad, y por año mueve 870,000 millones de dólares en todo el mundo, de acuerdo con una campaña de concientización lanzada este lunes por la Oficina contra la Droga y el Delito de la Naciones Unidas (UNODC, por sus siglas en inglés).

Este cifra equivale a seis veces la cantidad de dinero que se destina al desarrollo y es el 1.5 del Producto Interno Bruto de las exportaciones mundiales.

“El crimen organizado transnacional alcanza todas las regiones y cada país del mundo. Detener esta amenaza transnacional representa uno de los mayores restos globales”, dijo el director ejecutivo de UNODC, Yury Fedotov, según un comunicado publicado en la página de internet de la oficina.

El negocio más lucrativo es el tráfico de drogas, pues tiene un valor aproximado de 320,000 millones de dólares anuales, de acuerdo con la UNODC.

Cada año, la piratería genera 250,000 millones de dólares, el tráfico de personas 32,000 millones de dólares, y el contrabando de migrantes deja 7,000 millones de dólares.

El tráfico de madera genera 3.5 mil millones de dólares tan sólo en el sureste de Asia, mientras que el tráfico de marfil de elefante, los cuernos de rinoceronte y partes de tigres de África y Asia produce 75 millones anuales.

Los costos humanos de estas actividades criminales también son altos ya que las víctimas anuales rondan los 2.4 millones de personas. El tráfico de drogas genera problemas de salud, violencia, muertes por arma de fuego, mientras que integrantes del crimen organizado lesionan a migrantes, según la INODC.

Los grupos del crimen organizado pueden desestabilizar a países y regiones enteras, así como minar el desarrollo, aumentar la corrupción, la extorsión y la violencia.

En mayo pasado, un reporte de las Naciones Unidas reveló que uno de cada 50 jóvenes centroamericanos moriría asesinado a causa de la violencia generada por el crimen organizado y el tráfico de drogas.

En México, la Estrategia Nacional de Seguridad lanzada por el gobierno federal contra el crimen organizado ha provocado la muerte de más de 50,000 personas en incidentes violentos, de acuerdo con datos oficiales.

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Deportes

Wimbledon sin jueces de línea: el fin de una era que muchos ya extrañan

Por primera vez en sus 148 años de historia, Wimbledon ha eliminado por completo a los jueces de línea humanos, reemplazándolos con un sistema electrónico automatizado. Esta decisión marca un punto de inflexión en uno de los torneos de tenis más tradicionales del mundo, generando una mezcla de aceptación tecnológica y nostalgia por la humanidad que esta figura representaba en la cancha.

Pauline Eyre, quien fue jueza de línea en 16 ediciones del torneo, recuerda con orgullo su primera vez pisando el césped sagrado del All England Club a los 21 años. “Era un sentimiento extraordinario”, comenta. Lejos de haber soñado con ganar un trofeo como jugadora —ella misma se describe como una mala competidora juvenil—, su máximo orgullo fue formar parte del equipo de oficiales, un grupo que consideraba “visiblemente diferente y especial”.

Esa esencia humana es justo lo que, para Eyre y otros puristas, se pierde con esta transformación. Aunque el sistema electrónico —el mismo adoptado por el Abierto de Australia y el US Open— promete precisión absoluta, Eyre sostiene que el cambio elimina una parte esencial del deporte: la imperfección humana. “El tenis es sobre personas. Si le quitas la humanidad, estás quitando una parte fundamental del juego”, afirma.

La medida, anunciada por el All England Lawn Tennis Club en octubre pasado, responde a la intención de garantizar la máxima precisión en el arbitraje y ofrecer condiciones homogéneas para los jugadores, en línea con la mayoría de los torneos del circuito ATP y WTA. Sally Bolton, directora ejecutiva del club, explicó que la transición busca estandarizar el entorno competitivo. Sin embargo, incluso antiguos funcionarios como Andrew Jarrett, ex árbitro principal de Wimbledon entre 2006 y 2019, admiten que el cambio, aunque lógico desde el punto de vista tecnológico, tiene un “costo humano”.

Jarrett subraya que durante su gestión nunca se contempló seriamente eliminar a los jueces de línea, aunque reconocía que la introducción del sistema Hawk-Eye en 2007 marcaba el inicio de una posible transición. Para Eyre, ese momento fue revelador: “Hawk-Eye nos demostró que casi siempre teníamos razón”, dice, con cierta melancolía.

La eliminación de estos oficiales también impacta el futuro del arbitraje en el tenis. “¿Por qué un joven de 15 años querría ahora pasar sus fines de semana arbitrando partidos infantiles si ya no puede soñar con llegar a Wimbledon?”, cuestiona Eyre.

Entre los jugadores, la reacción es dividida. Aryna Sabalenka, número uno del mundo, considera que el sistema electrónico elimina controversias y aporta claridad, aunque reconoce estar «50/50». Por otro lado, Barbora Krej?íková y Frances Tiafoe expresaron su preferencia por el estilo tradicional, destacando el «fanfarroneo» y la interacción humana que ofrecían los desafíos a jueces de línea.

El sistema automático no está exento de fallas. Durante un partido de segunda ronda, el sistema emitió un llamado de «fuera» entre puntos, generando confusión y risas entre el público. Otros jugadores también señalaron que las señales automatizadas son a veces demasiado tenues para escucharse, especialmente en canchas con mayor ruido ambiental.

De los aproximadamente 300 jueces de línea que solían participar en Wimbledon, solo 80 permanecen este año como asistentes de cancha en caso de fallos técnicos del sistema.

Lo que antes era una aspiración para muchos —ser parte del torneo más prestigioso del mundo, aunque fuera desde los márgenes del terreno de juego— ahora queda relegado a la historia. Eyre, ahora comediante de stand-up, recuerda cuando fue abucheada por sancionar al favorito local Greg Rusedski o cuando John McEnroe la fulminó con la mirada por marcarle un error.

Con humor y algo de resignación, reconoce que los jueces de línea eran vistos como “jugadores fracasados y personas demasiado autoritarias”. Pero, en el fondo, lo hacían por amor al tenis. “Solo queríamos ser parte de algo que amamos”, concluye.

Y quizás, como muchas cosas en la vida, no sabíamos cuánto los íbamos a extrañar… hasta que desaparecieron.

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