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Opinión: 15 de Septiembre El verdadero grito de los Mexicanos, por Damayanti Acosta

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Cada 15 de septiembre, los mexicanos recordamos el inicio de la lucha de Independencia con una ceremonia que recuerda el llamado a las armas que realizó el cura Miguel Hidalgo y Costilla quien  la madrugada del 16 de septiembre de 1810, convocó al pueblo de Dolores , a través del sonido de las campanas de su iglesia, a levantarse en armas en contra del dominio de los españoles.

Si bien es cierto que un sector muy amplio de la población es creyente y que el cura Hidalgo resulta un estandarte en nuestro arraigo cultural, por ser  el quien inició la movilización para lograr la Independencia de nuestro país y que con su fusilamiento, precisamente en nuestra Ciudad Capital, Chihuahua, es el Padre Josè Marìa Morelos, quien se destacó por seguir en esta  lucha con un puñado de héroes que la historia registra como los Insurgentes. La religión siendo parte de nuestra cultura, y que no debería ser utilizada en temas trascendentales en los cambios de nuestro país donde la Constitución y los derechos humanos son los que deben observarse en el respeto y la igualdad de todos los mexicanos.

Para nuestro país, el  triunfo el actual gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador  hay que celebrar la caída de un régimen , de impunidad y corrupción, de gobiernos neoliberales que demostraron su fallida estrategia;  y estamos apenas en el camino para tener el país tan anhelado por todos los mexicanos.

En un país de más de 40 mil desaparecidos y 36 mil muertos sin identificar, datos reconocidos por La Secretaria de Gobernación que por primera vez un gobierno  reconoce las cifras de personas desaparecidas. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) participará con un programa integral entre investigadores y un sistema de tecnología avanzada para la búsqueda de desaparecidos; la lucha por erradicar la violencia sigue siendo un reto diario.

Por otro lado nuestro país ocupa el primer lugar en embarazos en adolescentes  y la mayoría de ellos son embarazos no deseados, aproximadamente nacen 340 mil niños al año de mujeres menores de 19 años, aunque el Gobierno de la Republica planea una estrategia nacional para la prevención del embarazo en los adolescentes (ENAPEA) en conjunto con diversas dependencias federales para corregir el problema y tratar de bajar los índices.  Hay mucho por hacer, recordemos que es el primer factor de la deserción escolar en nuestro país, y sin tomar en cuenta que se tiene un alto índice de riesgo en el embarazo cuanto más joven sea la madre. La educación es el mejor anticonceptivo y la educación sexual desde la escuela primaria será fundamental para erradicar el problema, conocer los diferentes métodos anticonceptivos y su efectividad aunado con una sexualidad de tipo afectiva. y  me refiero con ello, educar a las nuevas generaciones para tener relaciones cuando estén listos , maduros y conscientes de lo que ello implica .

Cada año más de 4 millones y medio de niños y niñas son víctimas de abuso sexual en México, país que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tenemos el primer lugar mundial en estos delitos y según colectivos estos datos no son del todo reales ya que solo 1 de cada 100 casos es denunciado. Siete de cada 100 adultos mexicanos encuestados dicen haber sufrido abusos, los principales agresores son los padres biológicos, padrastros, hermanos, abuelos, tíos, sobrinos, primos o amigos de la familia. La inoperancia del sistema penal y civil, el fallido sistema de nuestro país nos hace un llamado urgente a cambiarlo ya que llevar a los agresores ante la justicia es un proceso desgastante y casi titánico que termina re victimizando a nuestros niños y niñas y liberando a muchos de sus agresores. 

La UNICEF protege a los infantes Mediante la Convención, sobre los Derechos de las niñas y niños lo cual establece libertades mínimas que los gobiernos deben cumplir.  Derecho a tener una protección especial para el desarrollo físico, mental y social. Derecho a estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia.

 

Sin contar que el mundo nos ve como El país feminicida 1,199 mexicanas fueron asesinadas en lo que va del 2019, cada dos horas y media, una mujer es víctima de la violencia machista, cifras que no disminuyen a pesar de los movimientos sociales, según el Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México explica que el aumento de los delitos es originado por una impunidad. Más de 12 millones de mujeres soportan el terror al interior de sus casas y en la intimidad de su relación.

Con anterioridad expongo solo algunos de los muchos problemas sociales y culturales por los que atraviesa nuestro país, en la actualidad, y se han tenido por décadas, lejos de resolverlos a diario se recrudecen; el problema  es lo que nos debe regir como país y como ciudadanos, un país donde la educación, la cultura, las leyes y el acceso a la justicia no han sido las mejores para el pleno desarrollo de todos sus habitantes ya que ni siquiera se pueden garantizar sus derechos humanos.

En países desarrollados como Islandia  que es considerado el país más amigable en el  mundo es reconocido por tener poca tradición religiosa, el índice de las madres solteras es de un 67%  ya que la mayoría de los niños nacen de padres que no están casados y ellos apuestan por la sana convivencia como pareja y padres que eduquen a niños felices y sanos; después pensarían  en el matrimonio y su sistema que imparte la justicia es considerado de los más confiables en el mundo.

La estrategia por tener un mejor país nos lleva a pensar en un cambio sobre el sistema de justicia que sería de manera integral para cada situación y más tratándose de menores o de mujeres una especial atención, anteponiendo  los derechos de los niñas, niños y de las mujeres; pero también un cambio cultural y educativo donde se dé prioridad a los derechos humanos de cada uno de sus habitantes.

Las políticas públicas donde los modelos educativos, sociales y de salud se adapten a las necesidades actuales, una reingeniería del sistema público del país, ponderando la satisfacción de las necesidades de sus habitantes y el acceso a la justicia. Dejando de lado la religión.

La religión solo provee apoyo social y emocional en los países más pobres o menos desarrollados con menos acceso a la justicia donde el Estado suele estar ausente.

En la actualidad el Gobierno de la República tiene un reto hacer cumplir la Constitución Política del país junto con el cumplimiento de cada una de las leyes, modificar las que sean necesarias para cuidar y velar por los derechos mínimos indispensables como lo es el derecho a la vida, de los ciudadanos, así como el cambio de políticas públicas que se adapten a las necesidades actuales de las personas como coloquialmente se dice a los de a pie, a los más desprotegidos, los más vulnerables o los que ni siquiera saben que tienen derecho  a una vida digna en su país, y por otro lado tiene la encomienda de dejar de lado la cultura que nos ha tenido sumidos por años en patrones de conductas que no son sanos y nos alejan de ser una sociedad desarrollada y un país libre de violencia, como lo es garantizar una educación sexual a temprana edad previniendo embarazos no deseados o matrimonios que generen violencia a sus hijos desencadenando patrones de conducta que por generaciones;

Nos han marcado como una sociedad doble moral o conservadora que nada resuelve, y los problemas nos marcan a diario como país líder en suicidios, violaciones, feminicidios, alcoholismo, drogadicción, jóvenes que abandonan la escuela para unirse a grupos delictivos, madres jóvenes que difícilmente pueden terminar sus estudios y darles una mejor vida a sus hijos. Por décadas, el tener acceso a la justicia, a la educación o a una mejor calidad de vida estuvo secuestrada por una clase privilegiada y eso es lo que en este país se debe de terminar garantizando la aplicación correcta de la justicia a cada uno de los mexicanos y blindando las instituciones con personal idóneo con perfiles de amor por su país y al servicio de su gente, y garantizando la correcta aplicación de los derechos humanos en cada una de las necesidades de sus habitantes para avanzar como país y acercarnos al progreso y a los países desarrollados  que tienen una mejor calidad de vida para sus ciudadanos.

Por un país con mayor acceso a la educación, donde nos enseñen a pensar, más que a obedecer, a un sistema de justicia confiable que imparta una justicia pronta y expedita con perspectiva de género y respetando los derechos constitucionales de cada mexicano y por fortalecer las instituciones públicas con personal sensible y capaz con un profundo amor por su país y sus habitantes y donde  la religión no sea el bastión para resolver los problemas sociales de nuestro país Viva México. Cambiando el rumbo del país.

 

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La corona que derribó al fiscal. Por Caleb Ordóñez T.

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Alejandro Gertz Manero no se fue por un solo escándalo. Su salida de la Fiscalía General es el cierre natural —y casi inevitable— de una historia acumulada durante décadas: un expediente no judicial, sino político, construido a fuerza de polémicas, enojos y decisiones que siempre parecían estar un milímetro antes (o después) del momento correcto. Una vida pública larga, tensa y llena de episodios que México nunca logró procesar del todo y que terminaron de golpe cuando la luz inesperada lo alumbró demasiado.

Para entender su renuncia, hay que regresar al principio. A 2001. A Puente Grande. A Joaquín “El Chapo” Guzmán desapareciendo como si el penal fuera un teatro mal montado. A un gabinete recién estrenado y a un secretario de Seguridad Pública —Gertz— que quedó tocado desde ese instante, aun cuando defendió hasta el cansancio que los penales no estaban bajo su control directo. Tenía razón en la letra, pero la política no se escribe con artículos constitucionales; se escribe con percepciones. Y la percepción quedó marcada: primera fuga, primer señalamiento.

Luego vendría “el caso familiar”, quizá el capítulo más corrosivo de su trayectoria. La denuncia por homicidio en contra de su excuñada Laura Morán y de su sobrina política, Alejandra Cuevas, terminó por convertirse en un espejo que devolvía una imagen poco favorecedora del fiscal. La figura jurídica de “garante accesoria”, que nadie encontraba en ningún código, la prisión de Cuevas, la reapertura del expediente cuando él ya era fiscal, y después los audios filtrados donde se quejaba del proyecto de sentencia de la Suprema Cort Ese episodio enterró la narrativa de imparcialidad y lo colocó en el centro del debate sobre el uso personal de la justicia. No su mejor capítulo.

Y sin embargo, tampoco ahí cayó.

Su paso por la FGR tuvo escenas memorables —algunas para bien, otras para museo del absurdo. Anunció con firmeza una cruzada contra la impunidad heredada: Odebrecht, Estafa Maestra, Pemex, la élite política del sexenio pasado. Era un fiscal que llegaba con autoridad intelectual: décadas de docencia, formación sólida en derecho penal, experiencia en seguridad y una convicción genuina de que el Ministerio Público tenía que recuperar su dignidad institucional. Ese punto —el positivo— hay que concedérselo: Gertz siempre habló de la Fiscalía como una institución que debía fortalecerse y, al menos en discurso, entendía la necesidad de autonomía y rigor técnico.

Pero entre lo que se quiere y lo que se logra suele haber un océano.

El caso Lozoya terminó convertido en una tragicomedia: el testigo estrella que prometía derribar a medio gabinete peñista terminó fotografiado en un restaurante, con un guion de colaboración que se desmoronó y un expediente repleto de promesas incumplidas. El famoso cheque de 2,000 millones de pesos, presentado en Palacio Nacional como “reparación del daño”, resultó más simbólico que real. Y mientras tanto, Rosario Robles vivió en prisión preventiva prolongada, exhibiendo el rostro más duro de la Fiscalía, mientras Lozoya parecía disfrutarse el fuero moral de la cooperación.

Su sello más polémico fue la justicia diferenciada. La exoneración exprés del general Salvador Cienfuegos tensó la relación con Estados Unidos; el intento de procesar a 31 científicos del Conacyt por delincuencia organizada levantó incluso carcajadas en los tribunales; los expedientes contra gobernadores y candidatos en temporada electoral alimentaron la narrativa de que la FGR olía más a estrategia que a proceso penal.

Y después llegó la guerra interna. El pleito con Julio Scherer, la batalla por el control de ciertos expedientes, las acusaciones cruzadas de extorsiones, venganzas y “operaciones sucias” mostraron una Fiscalía atrapada en el mismo laberinto político que juró superar.

Con todo, había una cualidad que incluso sus críticos reconocen: Gertz era persistente. Y conocía el aparato penal como pocos. Tenía método, obsesión por el detalle y una idea fija de orden institucional. No siempre funcionó, no siempre fue justa ni eficiente, pero era innegable que se trataba de un hombre que llevaba décadas pensando —de verdad pensando— en el sistema penal mexicano.

¿Entonces por qué renunció?

Porque la política no solo se derrumba por grandes actos de corrupción o colapsos institucionales. A veces cae por la presión inesperada del lugar menos imaginado. En este caso, una corona.

Todo estalló cuando México celebraba con júbilo el triunfo de Fátima Bosch como Miss Universo. Una mexicana ganando el certamen después de tantos años era un regalo para la narrativa nacional: orgullo, identidad, representación, el país hablando de algo luminoso por primera vez en semanas. Pero justo ahí, en plena celebración, comenzaron a circular los expedientes —sellados y empolvados en la FGR— relacionados con Raúl Rocha, presidente de la franquicia Miss Universo y vinculado en investigaciones mediáticas con presuntos contratos irregulares con Pemex.

La pregunta no era si existía una investigación. La pregunta era: ¿por qué se filtró justo ahora?

La respuesta implícita fue unánime: porque la FGR había perdido control interno. Porque intereses cruzados querían lastimar a la 4T. Porque la filtración no solo embarraba a un empresario, sino también a Bosch, la nueva joya mediática del país. Porque el triunfo, tan necesario en una nación saturada de malas noticias, se convirtió en combustible político en cuestión de horas. Porque México estaba celebrando una coronación, y alguien sacó un expediente que olía a guerra interna.

Eso, en Palacio Nacional, fue dinamita.

No se podía permitir que una victoria global, limpia y emocional, se convirtiera en pleito burocrático. Mucho menos cuando la Presidencia buscaba proyectar una nueva etapa institucional y evitar conflictos con la industria cultural y de entretenimiento que ya estaba devolviendo atención internacional al país. Gertz había sobrevivido a todo: a expedientes fallidos, a presiones, a audios filtrados, a críticas internacionales. Pero tocar un símbolo recién coronado fue otra cosa. Transformó un problema jurídico en un problema político. Y en México, los problemas políticos se resuelven de una sola forma: pidiendo renuncias.

El 27 de noviembre de 2025, presentó la suya.

Salió con un extraño nombramiento diplomático y un comunicado sin dramatismos, pero cargado de silencios. Fue la despedida de un fiscal que quiso ser reformador, que terminó siendo símbolo de poder concentrado y que cayó no por un caso penal, sino por una coronación que puso demasiados reflectores sobre sus polémicas.

Y así, la corona de Fátima Bosch terminó abollando algo más que el ego de los críticos: terminó abollando, también, el trono del fiscal más poderoso del México reciente.

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