Agustín Carstens, actual gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), reapareció para advertir sobre lo inevitable: las bancarrotas, pese al impulso fiscal de los gobiernos para enfrentar los efectos de salud y económicos del covid-19.
Al participar en la 13 edición de la Conferencia Internacional de Banca, organizada por Santander, el exgobernador del Banco de México (Banxico) señaló que “llegará el momento en que la acción gubernamental sencillamente no pueda prevenir el incremento de bancarrotas. El cambio en el entorno económico dará lugar a una reasignación ineludible de recursos”.
El también extitular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en el sexenio de Felipe Calderón agregó:
“Al principio se pensaba que la crisis iba a ser transitoria, pero ha durado más y va a durar aún más. Por tanto, la mayoría de los gobiernos intentan evitan efectos excesivos. Muchos paquetes se iban a ver interrumpidos en este momento, pero la mayoría de los países han tenido el buen sentido de extender”.
Agustín Carstens de plano adelantó que la pandemia cambiará la cara de la economía.
“Tenemos que reconocer que el covid-19 va a cambiar la cara de la economía. Muchos sectores que sufren ahora no van a recuperarse, sencillamente porque va a haber otra forma distinta de viajar, de trabajar, de hacer la compra y de ir de compras y todo ello complicado aún más por la revolución digital”, aseguró.
Por otra parte, aplaudió el actuar de los bancos centrales en el mundo.
“Lo que fue esencial en este caso fue evitar un enorme shock en la economía real para evitar una crisis financiera. En este sentido, la política monetaria fue muy eficiente, la respuesta rápida fue esencial y creo que los bancos centrales utilizaron los conocimientos acumulados en crisis anteriores para responder rápida y masivamente”, recalcó.
Y remató que “en este sentido, la intervención de los bancos centrales fue muy efectiva, y creo que en el futuro hay algunas cosas que tenemos que pensar cuidadosamente y es cómo podemos evitar, sobre todo, aspectos macroprudenciales y regulación microprudencial”.
Fuente: Proceso