Cuando todo el gabinete ruso renunció, el miércoles, 15 de enero , hasta los observadores más veteranos del Kremlin se quedaron sorprendidos.
Horas antes, Vladimir Putin había anunciado su plan de implementar reformas con las que su sucesor en la presidencia tendría menos poder porque lo redistribuiría de forma tal que el Parlamento ruso y el primer ministro tendrían más control.
Putin les agradeció a los miembros salientes del gabinete por sus servicios, pero dijo que «no todo había funcionado».
En los pasados dos años, los índices de aprobación de Putin han caído, en parte por las reformas impopulares al sistema de pensiones y el estancamiento de la economía. El 2019 también estuvo plagado de protestas callejeras contra las elecciones municipales y la oposición fragmentada de Rusia manifestó su descontento con lo que, para ellos, es un presidente y una élite gobernante que se han quedado demasiado tiempo en el poder.
Sin embargo, conforme se dieron a conocer los detalles de esta renuncia en masa —encabezada por el actual primer ministro y otrora presidente, Dimitri Medvedev—, quedó claro que no era ninguna protesta contra las reformas que Putin propuso.
En su comunicado sobre la renuncia del gabinete, Medvedev indicó que lo estaba haciendo para hacerle la vida más fácil a Putin.
Dijo que el presidente había «plasmado varios cambios fundamentales a la Constitución» y que «en este contexto, es obvio que, como gabinete […] deberíamos darle al presidente de nuestro país la oportunidad de tomar todas las decisiones necesarias para ello».
Al parecer, esos cambios son una redistribución del poder: darle al Parlamento la facultad de designar al primer ministro, quien a su vez designará a un gabinete que el Parlamento deberá aprobar. En palabras del mismo Putin, «en este caso, el presidente estará obligado a designarlos, es decir, no tendrá el derecho de rechazar las candidaturas aprobadas por el Parlamento».
La Constitución rusa le prohíbe a Putin reelegirse como presidente en 2024. Sin embargo, nada le impide volverse primer ministro, como lo hizo en 2008, cuando cambió de lugar con Medvedev por cuatro años.
«En mi opinión, este es un arreglo entre Putin y Medvedev», dijo Valeriy Akimenko, analista veterano de Rusia que actualmente trabaja para el Centro de Investigaciones de Estudios sobre los Conflictos de Reino Unido. «No hay manera de creer que Medvedev es un personaje independiente y no hizo olas contra Putin en su tiempo como presidente. Fue lo mismo que pasó en 2008, esto parece un acuerdo entre ambos».
No todos los analistas creen que sea inevitable que Putin se instale tarde o temprano como primer ministro. Oleg Ignatov, del Centro para las Políticas Actuales, un centro de estudios con sede en Moscú, señaló que Putin también habló de cambiar el rol constitucional del Consejo de Estado de Rusia, un órgano que asesora al jefe de Estado.
«Se rumora que Putin podría dirigir el nuevo Consejo de Estado en vez de volverse el nuevo primer ministro», dijo Ignatov a CNN. «Si esto pasara, es posible que su palabra sea la última palabra. No le interesarán los detalles técnicos, pero todo estará bajo su control».
Akimenko coincidió en que esta clase de rol podría favorecer a Putin: «La función futura del Consejo de Estado está indefinida actualmente, pero podría ser árbitro, lo que significa que si hubiera una disputa, el Consejo de Estado podría tener la última palabra».
«Sin embargo, creo que es mucho más probable que Putin se vuelva primer ministro».
Sea cual sea el desenlace, ya está surgiendo la narrativa de que Putin está consolidando su poder. Alexéi Navalni, el líder más vocal de la oposición en Rusia, tuiteó que «quedar como el líder único de por vida, adueñarse de todo el país y apropiarse de la riqueza para sí y sus amigos es el único objetivo de Putin y su régimen».
Al tomar medidas para consolidar su poder, Putin también le está mandando un mensaje al mundo entero. Más Putin en Rusia significa más Putin en el escenario mundial. Además, si los años recientes nos han enseñado algo es que Rusia está dispuesta a llegar muy lejos para actuar como rival directo de la influencia del orden mundial encabezado por Estados Unidos… y darle más dolores de cabeza a Estados Unidos y a sus aliados .
Fuente: Expansión