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Sin avance las acusaciones de curas pederastas en Coahuila

Saltillo, Coahuila.- Dos presuntos sacerdotes pederastas de Saltillo están libres, el delito impune, y las víctimas sin recibir la protección de sus derechos por parte de las autoridades, que tienen el caso “congelado”.

En contraste, a unas semanas de iniciada una indagatoria, en San Luis Potosí la Procuraduría estatal giró una orden de aprehensión contra un cura pederasta; en tanto, en Coahuila, la PGJE aun no consigna a nadie a pesar de investigar a dos sacerdotes desde enero.

En efecto, en San Luis Potosí se emitió una orden de captura contra el presbítero Eduardo Córdova Bautista, a quien desde abril se le inició un proceso penal por abuso sexual contra menores.

La denuncia fue puesta por madres de las víctimas, y ratificada por la Arquidiócesis potosina.

El cura fue suspendido del ministerio, lo mismo que otros dos, los padres Noé Trujillo y Francisco Javier Castillo Ríos, también acusados de pederastia. Hasta el momento, el Vaticano solo expulsó definitivamente de la Iglesia a Córdova Bautista, quien está prófugo.

En Coahuila, lo único que fue ágil fue la suspensión del ministerio de dos presuntos curas pederastas -ordenada por el obispo Raúl Vera López-, de los cuales solo uno ya fue expulsado de la Iglesia por la Santa Sede; el otro caso aún es analizado por el Vaticano.

En Saltillo se desconoce el nombre de los presuntos pederastas, y aunque el Obispo sabe su identidad, no los entregó a las autoridades, alegando que protege a las víctimas.

“Yo no soy cómplice, el primer molesto fui yo. No voy a proteger a nadie, pero yo tengo el límite, tengo que proteger también a una niña”, dijo.

A raíz de las declaraciones de Vera López, el 20 de enero de este año, la PGJE inició una investigación de oficio, de la que nada se ha informado a la ciudadanía.

“Lo que tenemos es un retraso”, explicó la Subprocuradora Ministerial de la PGJE, Guadalupe Toca Zavala. “Cuando una persona no es reconocida, nos dificulta su investigación, porque no tenemos una familia que venga y nos diga cuál es su entorno o cómo se dio ese evento, para seguir una línea de investigación”.

“Si no se presenta la denuncia, se dificulta acreditar que hay una violación”, añadió, “lo recomendable es que las personas denuncien”.

También se negó a decir si la Procuraduría ya estableció contacto con las víctimas, argumentando tener prohibido divulgar tal información.

La PGJE debió haber canalizado a las víctimas a la Procuraduría de las Niñas, los Niños y la Familia (Pronnif), cuya titular, Teresa Araiza, dice, no los ha tratado.

“No ha llegado ningún caso (de víctimas de violación por curas) a la Procuraduría”, manifestó, “pero la Pronnif en todo momento puede apoyar a los niños y niñas en declaraciones en general, en juicios que tengan que ver con ellos, para garantizar que sean tratados acorde a sus derechos”.

…Y Casa  Emaús por abrir
Jesús Castro

Tras meses de silencio, el promotor de la Casa Emaús, Rodolfo Mora, hablará sobre el uso de dicho centro donde, presuntamente, se dará tratamiento a sacerdotes, incluso acusados de pederastia.

Hoy se llevará a cabo una rueda de prensa en el sitio ubicado en el Ejido El Tunal, de Arteaga, y que, según el portal de la Diócesis de Saltillo, tiene por objetivo “la rehabilitación de sacerdotes en situaciones o momentos difíciles, que van desde lo moral a lo espiritual y psicológico”.

Fuentes eclesiales manifestaron que dentro de los posibles problemas a tratar estaba la desmoralización, problemas clínico-psicológicos, fatiga, alcoholismo, drogadicción, sexualidad mal encausada, y el vicario general, Gerardo Escareño, dio a entender que, incluso, podría atenderse a quienes tuvieran tendencia a la pederastia.

Casa Emaús pertenece a la congregación de los Religiosos Misioneros de Guadalupe, y fue bendecida en abril, durante una ceremonia privada, a la que asistieron el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, y cinco obispos

.pederasta cura choahuila

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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