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The Artist segunda mejor película muda en los Oscares

The Artist fue el segundo filme mudo en ganar una estatuilla de Oscar a la Mejor Película. La primera fue «Wings» en 1927 del director William A. Wellman.

Argumento

Jack Powell (Charles «Buddy» Rogers) y David Armstrong (Richard Arlen), dos hombres enfrentados por el amor de Sylvia (Jobyna Ralston) (enamorada en realidad de David (Richard Arlen), con quien comparte clase social y riqueza), se alistan en la Aviación al estallar la Primera Guerra Mundial. Aunque no lo sabe, Powell deja un amor en el humilde barrio de donde procede: Mary Preston (Clara Bow), su mejor amiga y vecina, que suspira por él en secreto y que pronto, animosamente, se presentará voluntaria para hacer trabajos humanitarios en el frente.

La rivalidad inicial entre los dos hombres se verá superada por la necesaria amistad que han de tener en el frente, donde son compañeros.

Tiene el honor de haber sido la primera película que obtuvo el Óscar a la mejor película en la primera entrega de estos premios, en1928.

Wellman estaba muy interesado en la aviación. La película tuvo un éxito extraordinario, y prueba de ello fue que obtuviera dos Óscar de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood. De hecho, el éxito fue tal que poco tiempo después se realizó una sonorización parcial de la película, y el propio director volvió sobre el tema en 1928 con La legión de los condenados (The Legion of the Condemned) y 1930 con Jóvenes águilas (Young Eagles).

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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