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Triste pero cierto: Videojuegos activos no cuentan como ejercicio

Los videojuegos activos carecen de un impacto en la actividad física de los niños y por lo tanto en su salud, aseguró un estudio de la Academia Estadunidense de Pediatría (AAP).

La investigación, a cargo de Tom Baranowski, del Baylor College of Medicine, de Houston, Texas, indicó que proporcionar a un niño un juego de video «activo», donde los jugadores bailan o usan su cuerpo para simular los objetos temáticos, no aumentan su actividad física.

El estudio denominado «Impacto de un videojuego activo en la actividad física infantil saludable», que publica la AAP en su revista Pediatrics, concluyó que no hay razón para creer que la simple utilización de un juego genera un beneficio en la salud de los menores.

Para el análisis, el grupo de investigadores recurrió a 87 niños de nueve a 12 años de edad, saludables, a quienes les proporcionó una consola de juegos Wii, dos juegos de video «activos» o dos juegos «inactivos».

Los niños tuvieron un registro de sus tiempos de juego y sus niveles de actividad se midieron en cinco semanas con un acelerómetro, es decir, un dispositivo que mide la aceleración y el esfuerzo, en un experimento que duró 13 semanas.

También se tomó en cuenta en el estudio la seguridad de los vecindarios que obligaba a niños a pasar el mayor tiempo en casa. Sin embargo, los niños que recibieron los juegos activos no eran más activos físicamente que los que recibieron los juegos inactivos.

Los investigadores afirmaron que los menores habían jugado videojuegos activos con niveles de moderada a vigorosa actividad física en el laboratorio, pero eso no se tradujo en la «vida real» en un beneficio tanto de salud como de mayor actividad física.

Advirtieron sobre el factor decisión de los infantes, ya que no optaron por jugar a los juegos activos en el mismo nivel de intensidad como en el laboratorio con los videojuegos, o bien eligieron ser menos activos en otros momentos del día.

El estudio concluyó que no hubo evidencia de que los niños que reciben los videojuegos activos fueran más activos en general, o en cualquier momento, que los menores que reciben videojuegos inactivos.

No obstante, los autores recomendaron proporcionar instrucciones explícitas para el uso de los juegos activos que parecen conducir a una mayor actividad física, lo que podría servir para convertirlos en útiles como parte de intervenciones que se prescriben con los juegos por una cantidad fija de tiempo.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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