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UNA PÁTINA DE NOSTALGIA Y UNA ESPINA EN EL CORAZÓN Por Luis Villegas Montes

¿Cuántas veces he comenzado a escribir un escrito que no quería escribir? ¿Cuántas los hechos se han adelantado a estas líneas? Muchas. Pendientes los comentarios sobre los resultados de la elección interna del PAN celebrada el pasado domingo -donde los resultados confirmaron la previsión de las encuestas y ganó Josefina (¿se acuerda? “Mi gallo es gallina y […]”)- y más aún, las particularidades de la elección de candidatos al Senado por venir en el seno de ese mismo Partido, había pensado que no, que luego de la miel y el panal debía escribir sobre algo más leve, el cine, por ejemplo, y bordar el tema de una película entrañable que el fin de semana deleitó mis sentidos y, ¿por qué no confesarlo?, entre las burlas de Adolfo, me hizo derramar alguna lagrimita periférica y distraída: La Invención de Hugo Cabret.

     La cinta me hizo recordar de inmediato la literatura de Carlos Ruiz Zafón1 y la atmósfera de una ciudad entre brumas (Barcelona), sumida en el horror mudo de una dictadura (la de Franco) y el pasmo de una historia maravillosa de intriga, amor, lealtad y valor. El filme no se ubica en la España de la dictadura, se sitúa en el Paris de entreguerras, no hay bruma marina, apenas las de las máquinas de vapor (la historia transcurre en una estación de trenes); y nos narra la historia de Hugo, un huérfano, que cree que todas las cosas tienen un propósito y que los objetos rotos son piezas tristes, incompletas, incapaces de cumplir con su cometido; y que quizá las personas seamos, a veces, como cosas rotas cuya misión en la vida está por cumplirse.

     Habría escrito de ello si una noticia no hubiera venido a sofocarme; a sacarme el aire y a dolerme como duelen las cosas que lastiman… más que el cuerpo, el alma.

     Murió  don Jesús Trevizo.

     Se dice fácil; apenas una frase de cuatro palabras, ocho sílabas, veinte letras… y no obstante, en ella se compendia una biografía de varias décadas y una historia maravillosa -quítele usted el asunto de la intriga- y nos deja con una secuela entrañable de amor, lealtad y valor. Amor a México, al PAN, a su familia; lealtad inquebrantable, a los principios, a los ideales, a las ideas, a las personas (lealtad de la que fui atónito testigo); y valor a toda prueba, que trascendió los años, los lustros y que lo hace un pilar, un baluarte, un bastión, un estandarte, del PAN en Chihuahua.

     Recuerdo que, alguna vez, quise escribir un libro; uno, que hablara de ello, de la historia de Acción Nacional en Chihuahua; recupero algunos de los apuntes y ahí leo:

     Breve reseña de PAN en Chihuahua. “Batalla de San Andrés”: Manuel Rodríguez Lapuente, Oscar Saúl Corral y Roberto Peralta, son brutalmente golpeados por esbirros del cacique de San Andrés, Genovevo Robles; tras organizar una caravana “de la reivindicación ciudadana” (25 vehículos y más de 100 personas se trasladan a San Andrés en señal de protesta) son agredidos a balazos por policías rurales al mando de Genovevo. Héctor Trevizo (hermano de don Jesús) recibe balazo en una pierna; corría el mes de octubre de 1957.2 Por esas mismas fechas, los panistas iniciaron los contactos con la Fundación Konrad Adenauer, dirigida por Peter Molt, gracias a los oficios del mexicano-alemán Enrique Thiessen. En el primer viaje de estudios a Europa participaron el doctor Octavio Corral, jefe regional del PAN en Chihuahua y ¿cómo no? el mayor de los hermanos Trevizo.3

     Recobro un escrito que feché de la siguiente manera: “21 de marzo de 2009. Entrevista, con don Jesús Trevizo”; la charla se realizó en las instalaciones del Comité Directivo Estatal, platica don Jesús: ‘Los Pioneros’ nace a instancias del Comité Directivo estatal del PAN, bajo la Presidencia de Javier Corral Jurado en diciembre de 1996. La 1ª reunión fue en las instalaciones del CDE. Que estaba en las actuales instalaciones del CDM [en la Avenida Ocampo]. Se reunían en la calle Allende No. 115, colonia Centro. Luego en el Hotel ‘El Dorado’. […] La costumbre de los desayunos se inició en el restaurante de don Jesús Trevizo, ‘Misioneros’, ubicado en la calle Misioneros y Av. Pascual Orozco. Luego continuó en el restaurante ‘Los Cedros’, más tarde en el Nayo’s. Después se trasladaron a un restaurante ubicado en el Periférico Ortiz Mena y calle 24ª y por último a ‘Mi Café’, un restaurancito situado en las calles Victoria 10ª”.

      No sé, me imagino que podría seguir así, perdido en mis apuntes, recordando a don Jesús y cómo, él y sus hermanos, fueron parte imprescindible, indisoluble, ineludible, inabarcable, del PAN en estas tierras.

     Lo evoco lúcido, infatigable, analizando y discutiendo las noticias relativas al PAN desde todos los ángulos posibles, sin faltar el ideario y los principios de doctrina; reuniendo las propuestas y redactando las plataformas de campaña locales a Gobernador, al Congreso local, a los ayuntamientos. Lo recuerdo firme en sus convicciones, incondicional a sus afectos y leal hasta donde era posible con su jefe en turno, el Presidente del Comité Directivo Estatal. La última vez que lo vi, así lo hallé, defendiendo por nobleza la triste figura de Mario Vázquez, su escaso talento, su gruesa ignorancia, su pobre convicción, su lamentable complicidad con las peores causas del PAN.

     De Cruz Pérez y de Carlos Borruel mejor ni hablar; puntualmente, representan absolutamente todo aquello que, en vida, don Jesús execró (y lo hizo saber). Es posible que, por estratagema electoral, por mero oportunismo político, por coyuntura estratégica, ambos, tengan palabras de duelo en esta hora de luto terrible para el panismo chihuahuense; harían bien en quedarse callados y en no mancillar con su discurso espurio, mentiroso, atroz, la memoria de un mexicano íntegro, de un chihuahuense ejemplar y de un panista a carta cabal.

     Descanse en paz don Jesús Trevizo Gutiérrez pues, como pocos, hasta su último aliento, vivió su convicción infatigable, dueño de sí, sabedor de que la suya, más que una vida, es un legado para los hombres y las mujeres que aman la libertad más que la propia vida. Que Dios lo guarde.

luvimo6608@gmail.com, luvimo6609@gmail.com, luvimo66_@hotmail.com, luvimo662003@yahoo.com

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La única constante. Por Itali Heide

Hay muchas formas de salvar el mundo. Algunos lo hacen desde la comodidad de sus dispositivos, reposteando temas que apoyan causas sociales, rompiendo estereotipos y haciendo ruido contra la injusticia. Otros elevan desde sus comunidades y quienes les rodean, impulsando el cambio a través de la valentía de no callar. Algunos hacen donaciones a sus iglesias, comunidades y causas que les apasionan. Podría decirse que hay pocas personas en el mundo que no estén interesadas en cambiarlo.

Itali Heide

Itali Heide

Por muy difícil que nos resulte colectivamente el cambio, es la única constante. Cambiamos en nuestra vida personal todos los días: lo que comemos, lo que vestimos, lo que decimos, lo que pensamos y con quién pasamos el tiempo. Fuera de nuestro control, nuestro entorno cambia, nuestras comunidades cambian, nuestra cultura cambia y nuestras estructuras cambian. ¿No significaría eso que nuestras políticas también deberían cambiar?

La respuesta es sí. El cambio es crucial y, en el espíritu de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebra esta semana, está a la vuelta de la esquina. La sociedad civil se erige orgullosa en el centro de esta esperada cita anual, impulsando iniciativas y causas que urgen cambios estructurales para garantizar el bienestar de millones de personas en todo el mundo.

Sociedades civiles como Medical IMPACT y The People’s Vaccine Alliance mostraron su presencia en la Semana de Alto Nivel 2023 de la ONU, el evento que puede cambiar el rumbo de toda la humanidad. Apoyando declaraciones políticas en materia de preparación ante pandemias, atención sanitaria universal y lucha contra la tuberculosis, estas dos fundaciones regresan a casa victoriosas después de que la ONU aprobara las tres declaraciones políticas en las que participaron.

No es fácil poner al mundo de acuerdo. Ni siquiera podemos ponernos de acuerdo sobre de qué color es ese vestido de esa tal foto que todos vimos. Sin embargo, este tipo de eventos son una oportunidad para que todos los países expresen sus preocupaciones, participen en el cambio y creen un diálogo saludable que lleve al cumplimiento de la Agenda 2030. Nuestras generaciones tienen la tarea de liderar la era del cambio, garantizando que la vida esté protegida en cada esquina y que la libertad de vivir saludablemente sea un derecho humano.

Aunque pueda parecer un cliché, el cambio empieza por cada persona. Es imposible prometer a ocho mil millones un minuto para hablar en el estrado de las Naciones Unidas, pero fundaciones como Medical IMPACT y The People’s Vaccine Alliance representan a todas y cada una de las personas con el sueño de ver cómo se produce el cambio y se erradica la desigualdad.

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