Conecta con nosotros

Deportes

Vladimir Putin, el macho alfa de Rusia regresa a la Presidencia

Published

on

MOSCÚ, 3 de marzo.- Vladimir Putin, el hombre fuerte de Rusia en este siglo, se apresta a retomar formalmente las riendas del país -que en realidad nunca soltó-, para asumir una labor que en su momento comparó con la de un esclavo.

«Todos estos ocho años trabajé como esclavo de galeras, de la mañana a la noche», dijo Putin en febrero de 2008, al resumir su gestión al frente del Kremlin tres meses antes de entregar el cargo de jefe del Estado a Dmitri Medvedev, su protegido.

Podría suponerse que el ejercicio de la jefatura del Gobierno durante los últimos cuatro años fue para Putin un buen descanso, ya que este domingo pretende obtener en la urnas un nuevo mandato presidencial, esta vez por seis años, con opción a ser reelegido por otros tantos.

Con sus 59 años bien llevados, Putin, el ex agente del KGB que el 31 de diciembre de 1999 el entonces presidente ruso, Boris Yeltsin, presentó al país y al mundo como su sucesor, se muestra dispuesto a asumir el mando con renovados bríos.

Macho alfa

Sus detractores se burlan de la imagen de macho alfa que proyecta de él -con su evidente consentimiento- la propaganda oficial, y no pierden ocasión para resaltar que su lozano aspecto es mérito de sustancias como el bótox, más que de la naturaleza.

Esta vez, Putin se somete al veredicto de las urnas sin una guerra en marcha, como ocurrió en 2000, con la de Chechenia, ni con los laureles frescos de vencedor del separatismo y de adalid contra la desintegración del país, como en 2004.

En esas dos ocasiones no tuvo competidor: tras las penurias de los años 90 la sociedad rusa ansiaba a un dirigente joven, coherente, enérgico, capaz de poner orden en el país y de devolverle a éste su antiguo poderío, y Putin  parecía tener ese perfil.

No tiene rivales

Los sondeos indican que el próximo domingo los otros cuatro candidatos a la Presidencia tampoco serán rivales para Putin.

Su principal adversario, a juzgar por la multitudinarias manifestaciones de protesta de los dos últimos meses, es el descontento casi transversal que suscita el sistema político erigido por él desde que llegó al poder.

En un primer momento, el ex presidente se mostró sorprendido por la magnitud de las manifestaciones, convocadas por intelectuales y grupos de la más diversa orientación, que no forman parte de la llamada oposición parlamentaria.

«Dejad que los monos vengan a mí», declaró Putin con su habitual estilo barriobajero tras las primeras protestas.

Pero al poco andar, cuando se comprobó que quienes salían a la calles eran miembros de la nueva clase media, el candidato cambió de discurso y aseguró que estas manifestaciones habían sido posibles sólo gracias a los avances conseguidos durante su gestión.

Putin llegó incluso a ofertar diálogo a la oposición, eso sí, siempre y cuando ésta fuera capaz de presentar interlocutores válidos.

Desde su entorno se oyen voces que auguran una versión 2.0 del líder ruso para el próximo periodo presidencial, pero los opositores denuncian que su objetivo es perpetuarse en el poder.

«Se quedará por lo menos hasta el año 2030», aseguró el político ultranacionalista Vladimir Yirinovski, uno de sus cuatro rivales en la cita de la urnas del próximo domingo.

¿Corrupción rampante?

Jurista de formación y con un máster en Economía, Putin es acusado por sus adversarios de ser el principal responsable de la corrupción rampante en el país y de haber convertido a sus amigos de San Petersburgo, su ciudad de origen, en multimillonarios.

Fue allí, en la antigua capital imperial rusa, donde tras abandonar el KGB con el grado de teniente coronel, Putin dio los primeros pasos en la administración pública.

En 1995, tras cuatro años en el Ayuntamiento de San Petersburgo, donde llegó a ser teniente de alcalde, se trasladó a Moscú, donde su carrera alcanzó velocidades meteóricas.

En la capital comenzó en el Gabinete de la Presidencia, luego pasó a la dirección de los servicios secretos, y de ahí a la presidencia del Gobierno y la jefatura del Estado, todo esto en apenas cuatro años.

jrr

 

Clic para comentar

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Deportes

Joshua impone jerarquía y detiene a Jake Paul en una pelea que dividió al boxeo

Published

on

Anthony Joshua dejó en claro la diferencia entre un excampeón mundial y una celebridad convertida en boxeador. El británico venció por nocaut técnico a Jake Paul en el sexto asalto de un combate de peso completo celebrado la noche del viernes en Miami, una pelea que desde su anuncio generó polémica por el contraste de experiencia, tamaño y trayectoria entre ambos contendientes.
El enfrentamiento, pactado a ocho rounds profesionales, despertó críticas por los riesgos que implicaba para Paul, quien llegó con marca de 12 triunfos y una derrota frente a Joshua, dos veces campeón del mundo y con récord de 28 victorias y cuatro caídas. Sin embargo, contra la mayoría de los pronósticos, el estadounidense resistió más de lo esperado y logró extender la contienda hasta bien entrada la segunda mitad.
Desde el inicio, Paul optó por el movimiento constante y el amarre, una estrategia evidente para consumir tiempo y evitar los golpes de poder del británico. Joshua, por momentos impreciso y visiblemente frustrado, tardó en encontrar su distancia, aunque poco a poco fue imponiendo su físico y su alcance.
En el quinto episodio llegaron los primeros momentos realmente críticos para Paul. Joshua conectó combinaciones más limpias, provocó dos caídas y estuvo cerca de finalizar el combate, aunque su rival logró sobrevivir con esfuerzo y algo de teatralidad, incluso recurriendo a gestos provocadores hacia el británico.
El desenlace llegó en el sexto round. Joshua salió decidido, conectó una derecha contundente que envió a Paul a la lona y, tras reincorporarse en evidente mal estado, el estadounidense recibió un uppercut y una nueva derecha al mentón que obligaron al réferi a detener la pelea. Paul terminó con el labio inferior partido, pero consciente y sonriente, reconociendo el cierre inevitable.
Más allá del resultado, el combate dejó sensaciones encontradas. Para Joshua, la victoria confirmó su superioridad sin que el análisis técnico vaya mucho más allá. Para Paul, haber llegado al sexto asalto frente a un peso completo de élite fue visto por algunos como una muestra de valentía y por otros como una peligrosa puesta en escena.
El debate sobre este tipo de cruces seguirá abierto, pero en el ring no hubo discusión. La experiencia y el poder de Anthony Joshua marcaron el final.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto