Hace una semana, en el Museo Casa de Juárez, que me llevé una agradable sorpresa. Fue en la presentación de un libro sobre valores humanos y su importancia en la consolidación del desarrollo y la paz en nuestro país.
La sorpresa no fue provocada por el evento mismo, ya que eventos de ese tipo hay muchos en la ciudad de Chihuahua; tampoco la causó el tema sobre el cual se articula el contenido o propuesta del texto a presentar, que me parece un asunto abordado ya desde muchos ángulos en diferentes momentos y lugares.
La gratificante sorpresa que me llevé -lo mismo que otros más de los asistentes al evento, estoy seguro- obedeció a que el autor del libro que se presentaba es un ingeniero en Fruticultura, identificado como padre de familia que vive atento a la sociedad en que crecen sus hijos, quien viene a manifestarnos literariamente su profunda y sincera preocupación por la situación nacional que necesita una atención específica y especial.
Sí: el ingeniero dejó sus árboles en su rancho por un momento para dedicarse, con entusiasta entrega, a escribir un libro sobre desarrollo humano, inspirado por la realidad lamentable de nuestro país en los últimos años. Pero el entusiasmo no se agotó en la redacción del texto, sino que se ha filtrado hasta la voluntad de generar un movimiento de conciencia y participación colectiva que pretende influir en la educación de los mexicanos, movimiento que lleva por nombre «Mensajeros de Valores», al cual no pocos ciudadanos se han unido.
Estoy hablando del ingeniero José Luis Ortega Fierro, cuyo ánimo por hacer que recuperemos y promovamos lo mejor de nosotros no puede menos que despertar admiración. Él tiene fe en que podemos hacer las cosas de mejor manera, y su optimismo respecto al logro de una paz social es, sin duda, plausible.
El libro referido lleva por título «Poderosas vitaminas para el desarrollo y la paz en México», y representa el valioso fruto de una iniciativa honesta, motivada por el deseo de que las cosas cambien. Dicha obra es una empresa con la noble intención de contribuir al mejoramiento personal y social de los mexicanos. Si cada uno de nosotros participara en esa contribución, seguramente la misión se realizaría con satisfactorios y alentadores resultados.
Propone el autor que, a partir de la vida en el hogar, con el ejemplo de padres a hijos, procuremos el cumplimiento de un decálogo que nos lleve al desarrollo y la paz que tanto queremos y necesitamos en México. Dicho decálogo lo integran los siguientes elementos: orden, limpieza, puntualidad, responsabilidad, deseo de superación, honradez, respeto al derecho de otros, obediencia a la ley y los reglamentos, amor al trabajo y afán por el ahorro y la inversión.
El ingeniero Ortega propone que este decálogo sea promovido en las escuelas, con la participación comprometida de los maestros, para que estudiantes de todos los niveles experimenten su desarrollo interior y puedan, de esa forma, contribuir con lo mejor de sí, al desarrollo exterior o social.
Merece el ingeniero Ortega Fierro un reconocimiento por su preocupación y aportación. Su propuesta debe ser valorada y, en lo posible, impulsada por cada uno de nosotros en nuestro campo de acción. Debe dejarnos con buen ánimo el saber que en Chihuahua contamos con gente que por su sincero compromiso con los valores, nos hace ver que hay esperanza para una mejor convivencia.
Fuente: El Heraldo de Chihuahua.
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