CIUDAD DE MÉXICO, 30 de mayo.- Víctimas de la violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua, han participado en un programa terapéutico virtual semejante al utilizado por el ejército de Estados Unidos para atender a los veteranos de la guerra de Irak con desórdenes postraumáticos, informó The New York Times en su edición de ayer.
De acuerdo con ese periódico estadunidense, alrededor de 25 pacientes completaron el proyecto piloto creado por médicos y sicólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El proyecto es una respuesta al déficit de atención en servicios de salud mental en esa ciudad fronteriza, donde la violencia ha causado diez mil muertes en los últimos cuatro años, agregó.
El tratamiento consiste en exponer a los pacientes, mediante el uso de video-lentes, a imágenes sobre escenas violentas de la ciudad, que incluyen un robo armado, un retén policial, una casa de seguridad de secuestradores y un tiroteo entre sicarios y militares.
Los terapeutas muestran a los pacientes las escenas más cercanas a lo que realmente vivieron, e incluyen otros estímulos para hacer frente a sus traumas.
Por ejemplo, en el caso de un secuestro es reproducida alguna canción que escucharon durante su experiencia.
El programa, se indica en el reportaje, reduce drásticamente los síntomas del trastorno de estrés postraumático, con una tasa de éxito del 80 por ciento, aseguraron los organizadores a The New York Times.
La nota cita declaraciones de Hugo Almada, investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, quien señala que ha habido mucha atención al problema de la violencia desde el punto de vista de la seguridad pública, pero no en el de salud mental.
El reportaje ejemplifica cómo opera el proyecto con el caso de un hombre de 29 años, cuyo hermano fue asesinado. El crimen provocó que dejara de comer y se volviera muy introspectivo. Su esposa y compañeros de trabajo lo convencieron de probar el tratamiento de realidad virtual.
Por medio de lentes y audífonos, recreó los eventos traumáticos que le ocurrieron desde la última vez que vio a su hermano hasta el sepelio de éste.
Después trabajó en ejercicios de respiración con su terapeuta, para bajar sus niveles de ansiedad, que fueron monitoreados mientras veía las imágenes a través de los lentes.
Además, entre las sesiones hizo otras actividades como pasar tiempo en la habitación de su hermano, visitar su tumba y conducir por el sitio en el que fue asesinado.
Aunque emocionalmente el proceso fue agotador, el hombre dijo que valió la pena. “Me acuerdo, pero no hay tanto dolor,” aseguró.
Según terapeutas, los ejercicios son importantes, porque a diferencia de los veteranos de guerra, quienes dejan la zona de batalla, los pacientes de Juárez continúan viviendo en áreas de peligro.
Foto: The New York Times
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