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Café de color azul, la nueva tendencia gastronómica

Atención, lo último en café viene desde Australia y amenaza con invadir nuestras redes sociales. El Blue Latte es antioxidante, ‘healthy’ y 100% libre de abuso animal. Pero, no nos engañemos, está triunfando por su ‘pitufástico’ color.

Las tendencias gastronómicas son como las divas de la música. Cuando el tiempo pasa y el interés nacional se viene abajo, comienzan a llamar la atención con un buen surtido de imbecilidades y escándalos con el único objetivo de mantenerse en la palestra. Cuando las cámaras desaparecen, recurren a las redes sociales y vuelta a empezar. Eso mismo le ha pasado a uno de los últimos coletazos del veganismo, que ha llegado a nuestras pantallas en forma de café azul. Señoras y señores, les presentamos el nuevo Blue Latte australiano.

Cuando cocinar es pitufar

El veganismo, que no es una moda pero así lo pintan, ha decidido en Australia rizar el rizo convirtiendo Instagram en el trampolín de este nuevo invento. En Melbourne, existe una curiosa cafetería llamada Matcha Milkbar donde han conseguido fabricar lo imposible: una leche de color pitufo. La curiosa mezcla se ha conseguido gracias al polvo de una especie de alga autóctona que tiene ese mismo color, limón, jengibre de ágave y, como no, leche de coco El resultado es una espesa leche completamente vegana, que sabe a algas marinas y que mezclan con café descafeinado. Es justo lo que el mundo necesita, un descafeinado con sabor a mar, quizás lo más parecido al café con gambas que piden los guiris en Benidorm en esta época del año.

Café de color azul: ¿el último disparate vegano?
Encontrar el color azul como tinte natural es tarea bien complicada. Hasta el día de hoy, conseguir el color azul sin recurrir al laboratorio apenas se conseguía gracias a la reducción de alimentos de color violáceo como la lombarda, y atenuantes como la leche de coco. Incluso existe en Malasia un arroz azul que se obtiene de la cocción con una flor de ese mismo color. Pero por otra parte, el color azul en gastronomía siempre va asociado a alimentos fríos, por lo que no suele estar muy presente en platos principales y se reserva para los postres. Pero estos australianos quieren romper el molde; y lo han hecho.

¿Cual es la clave del éxito?

Lo más sorprendente de todo esto, es que el vasito de ese café que sabe a roca de mejillón, cuesta aproximádamente ocho dólares. ¿Cómo es posible que hayan vendido según ellos mismos dicen, más de cien unidades en menos de una semana de vida? Estas son sus claves:

1- Es vegano

Porque sí, todo lo vegano sigue vendiendo por el mero hecho de ser vegano. ¿Qué más da que sepa a pesebre de tortuga si con ello contribuímos a preservar el medio ambiente? Nos hemos cansado de la leche de arroz, de la de almendras, de la de soja y de la de avena. Ahora queremos emociones fuertes que respeten a los animales, porque ser vegano aún se supone que es hipster y molón.

2- Es de colores

En este último año, Asia y Oceanía han sido los reyes de la comida de colores. Desde el Rainbow Chilled Cheese hasta el sushi de colores o el pan morado, hemos sido espectadores de toda una película multicolor de alimentos que han pasado por delante de nuestras narices. Ya pensábamos que habíamos enterrado a los macarons y los endemoniados cupcakes, cuando nos conquistan con el arcoiris culinario más absurdo de todos los tiempos. Y aunque las reacciones ante este fenómenos son adversas, muchos negocios se están forrando

3- Es el nuevo hype de Instagram

Los clientes del Matcha Mylkbar de Melbourne se han convertido a través de las redes sociales en los verdaderos brand ambassador de esta pócima surrealista. Y es que podemos encontrar comentarios y comentarios de internautas sobre lo «cuqui» que es el café. Las instantáneas son verdaderamente sorprendentes, aunque de todo menos apetecible, pero las visitas se multiplican y poco a poco el blue latte se está convirtiendo en la nueva sensación de Instagram.

4- Es antioxidante
No podía faltar la palabra de moda. Ya sabes que desde que la super healthy people ha copado los titulares del universo foodie, absolutamente todo lo molón es antioxidante. Desde el aguacate hasta el anticongelante del coche, todo puede ser una bomba antioxidante si eres capaz de sacarlo en redes y que sea vitoreado por cientos de adictos al postureo virtual. Y aunque sí es verdad que las algas son alimentos muy nutritivos, ya uno empieza a estar cansado de que lo vendan como el Arca de Noé de la alimentación. Ya teníamos bastante con los runners y la espirulina ¿Acaso acabará la leche azul de algas con el reinado de la dichosa espirulina?

Pocas empresas del mundo de la alimentación se han atrevido a innovar con una bebida tan de culto como es el café. Si queremos tomar un café diferente, recurrimos a cafeterías caras, a Starbucks o directamente nos vamos del país. En Australia, han decidido ponerse el mundo por montera y apostar por este tipo de guarrindongadas. Por no os lo perdáis, que no acaba aquí todo; el Matcha Mylkbar también apuesta por la leche de setas o la de remolacha. Que cada uno coma lo que quiera y pague lo que pueda pero, definitivamente, el veganismo a veces se les va de las manos.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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