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¿Es el «Chapo» Guzmán el Pablo Escobar del siglo XXI?

Joaquín «El Chapo» Guzmán y Pablo Escobar parecen tener mucho en común. Uno marcó a sangre y fuego la historia de su país en las décadas finales del siglo XX. El otro se convirtió en el narcotraficante más buscado de inicios del XXI

Joaquín «El Chapo» Guzmán y Pablo Escobar parecen tener mucho en común. Uno marcó a sangre y fuego la historia de su país en las décadas finales del siglo XX. El otro se convirtió en el narcotraficante más buscado de inicios del XXI

Por azares del destino y el periodismo, me ha tocado estar -con más de dos décadas de diferencia- en los países y momentos donde ambos capos fueron capturados: en Colombia en julio de 1992 (y diciembre de 1993) y ahora en México, en febrero de 2014.

Y es como si la historia girara sobre sí misma. Tanto en la entrega y -año medio después- en la muerte de Pablo Escobar, como ahora en la detención de Joaquín «El Chapo» Guzmán se repite la marejada de adrenalina, la carrera por confirmar la noticia, la búsqueda de la foto -o ahora el video- que le diera la impronta de verdad definitiva al hecho.

Los vítores de los gobernantes, las felicitaciones de Estados Unidos…

Pero también la sensación de que la historia no termina de girar aquí. Que en algún momento, en otro lugar, volveré a vivirla.

Vidas paralelas

Las similitudes entre Pablo Escobar y «el Chapo» Guzmán son muchas. Ambos se convirtieron en líderes de enormes organizaciones delictivas gracias a su inteligencia, ambición y crueldad desmedidas.

Pero también fueron herederos, parte de una cadena.

En su libro, «La parábola de Pablo», el periodista colombiano Alonso Salazar relata cómo, en los años 70, un joven Pablo Escobar se convirtió en el guardaespaldas de Alfredo González, un contrabandista antioqueño a gran escala, a quien se conocía como «El Padrino». Así conoció las rutas de contrabando y los intríngulis del bajo mundo, que le serían indispensables después.

Igualmente, «El Chapo» Guzmán aprendió su oficio en los años ’80 al lado de Miguel Ángel Félix Gallardo, el «Jefe de Jefes», líder del cartel de Guadalajara y quien en esa década llegó a controlar casi todo el contrabando de drogas desde México hacia Estados Unidos.

Gallardo Félix fue detenido en 1989 por el asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena. Según cuenta el periodista mexicano Ricardo Ravelo en su libro «Los capos, las narco-rutas de México», ese mismo año, desde prisión, el Jefe de Jefes decidió dividir su imperio: rutas, territorios, todo fue repartido.

En el libro se consigna que «El Chapo» recibió Mexicali -en Baja California- y San Luis Río Colorado, en Sonora.

Otra coincidencia es que ambos condujeron sangrientas guerras contra carteles rivales, que en algún momento fueron aliados de conveniencia.

Cuando estuvieron en prisión -Escobar en La Catedral en 1992; «Chapo» Guzmán en Puente Grande- lo hicieron en medio de lujos y controlando sus organizaciones. Escobar, incluso, hizo llevar al penal a algunos de sus rivales y ordenó que los asesinaran allí mismo.

Ambos escaparon cuando lo juzgaron necesario y sin mayores problemas. Escobar el 21 de julio de 1992, pues iba a ser trasladado a otra prisión. «El Chapo» el 19 de enero de 2001, porque -según dice Anabel Hernández en su libro «Los señores del narco»- temía ser extraditado a Estados Unidos.

Los dos sentían un fuerte arraigo por las regiones de donde era originarios -Antioquia y Sinaloa- y fue finalmente allí donde se les atrapó.

El destino, quizás, les reservaba una última e irónica coincidencia: como se sabe, Pablo Escobar fue rastreado y dado de baja el 1 de diciembre de 1993, en un barrio de clase media de Medellín, debido a una llamada que le hizo a su hijo a través de un celular.

Este domingo, medios mexicanos publicaron que Guzmán Loera fue ubicado en un edificio no muy lujoso de Mazatlán por una llamada que hizo con un teléfono satelital.

Diferencias

Pero las diferencias también son grandes.

Al contrario de Pablo Escobar, que incluso fue representante suplente a la Cámara, «El Chapo» Guzmán nunca ha intervenido directamente en política.

Escobar, en algún momento -según supe por distintos medios- incluso llegó a alimentar brevemente el descabellado sueño de lograr que el departamento de Antioquia se independizara de Colombia, pues así no podría ser extraditado a Estados Unidos.

Joaquín «El Chapo» Guzmán, el más requerido de principios del siglo XXI.

Al Chapo Guzmán no se le conocen -como a Escobar- esfuerzos por crear una base social de apoyo, con la construcción de barrios o de canchas de fútbol.

Esa ansia de convertirse en una figura pública fue la que finalmente hizo que el líder del cartel de Medellín fuera escudriñado por los medios de comunicación -en especial el diario El Espectador, a cuyo director, Guillermo Cano, ordenó asesinar- y expuesto como un narcotraficante.

Además de mantener un perfil más bajo, Guzmán Loera no ha desatado una confrontación directa contra el Estado, como la que desplegó Pablo Escobar, que entre finales de los 80 y principios de los 90 puso contra la pared al gobierno y logró que la extradición fuera específicamente prohibida en la asamblea constituyente de 1991.

Hasta el final, Pablo Escobar fue el jefe indiscutido del cartel del Medellín, el cual se desintegró luego de su desaparición.

El cartel de Sinaloa, me dicen expertos mexicanos, es más una «federación» de organizaciones y «el Chapo», aunque la cara más conocida del cartel, es sólo uno de los jefes. Igual de poderoso es quien ahora es visto como su sucesor, Ismael «El Mayo» Zambada. También importante es Juan José Esparragosa Moreno, alias El Azul.

clicLea: Ismael Zambada, el discreto sucesor de «El Chapo» Guzmán

De hecho, lo que en los últimos meses se decía en los medios periodísticos y de seguridad es que Guzmán Loera se estaba convirtiendo en una figura cada vez más periférica en la organización. Era el que atraía la atención, pero las riendas las llevaban otros.

Además de ser una federación, el Cartel de Sinaloa opera como una enorme compañía multinacional, con múltiples intereses (como las metanfetaminas) y con tentáculos que se extienden por varios continentes. Ha llegado hasta donde el cartel de Medellín sólo pudo soñar con hacerlo.

¿Quién será el próximo?

De la entrega de Pablo Escobar sólo pude ver el helicóptero que lo llevaba, desde una casa secreta del barrio El Poblado de Medellín -donde lo recogieron-, hasta la cárcel de la Catedral, situada en la cima de una montaña, en cuyas estribaciones yo, y decenas más de periodistas, hacíamos guardia.

«En algún tiempo, seguramente, otro narcotraficante empezará a subir escalafones en la lista de los más ricos de Forbes.»

De su muerte me enteré cuando la sala de redacción del periódico donde trabajaba estalló en aplausos. Después fue la adrenalina, las carreras, la búsqueda de la foto eficaz.

Veinte años más tarde, la alerta de la posible captura de Joaquín «El Chapo» Guzmán me llega por Twitter, en mi apartamento del DF. Es el siglo XXI.

Pero muchas cosas siguen atrancadas en el siglo XX: aunque el cartel de Medellín se desintegró, el tráfico de drogas sigue ahí. Varios grupos ocuparon su lugar y los nuevos capos aprendieron la lección: no atraer demasiado la atención.

Nadie ha dicho que el cartel de Sinaloa vaya a desaparecer por la captura de su figura más visible. Al contrario: todo indica que ya hay un sucesor en el trono.

En algún tiempo, seguramente, otro narcotraficante empezará a subir escalafones en la lista de los más ricos de Forbes.

el falso

 

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Acontecer

El gran baile. Por Raúl Saucedo

La democracia en juego

El 2024 será un súper año electoral en el mundo. Por primera vez, cerca de 100 países celebrarán elecciones de todo tipo. 50 de ellas serán presidenciales, según los últimos datos del Banco Mundial, estos territorios concentran la mitad de la población global, aproximadamente 4.000 millones de personas. Seis países de América Latina elegirán presidente y, además, habrá comicios presidenciales en los Estados Unidos.

Paradójicamente, los resultados de esas elecciones podrían ser una demostración de la salud de la democracia en todas sus latitudes, El contexto global actual está marcado por la desconfianza en las instituciones y la desinformación que influye en el discurso público, sumado a la llegada de nuevas tecnologías como la IA regenerativa, que empeora los riesgos existentes y reduce las barreras para contribuir al ecosistema de la información. También hay crecientes tensiones internacionales, incluida los conflictos belicosrecientes y una mayor disposición de los políticos a enfrentar a sus ciudadanos contra otras naciones para obtener beneficios políticos.

Estas elecciones mundiales de este año mostrarán si la gente continúa dando la espalda a las normas democráticas y buscando alternativas, o si van a corregir el rumbo al ver los peligros del camino por el que vamos. Hay muchos riesgos; el más crítico es que estamos experimentando una tendencia global de fuerte declive de la democracia como estructura de gobierno ideal en la cabeza de la gente, sumada a la aceptación de líderes que están imponiendo sus propias agendas en lugar de servir a los intereses colectivos.

En el marco de este gran baile democrático es importante resaltar algunas elecciones que será de suma importancia por si impacto, político, económico y social, tales como:

USA

La revancha de Trump en Estados Unidos hacia el mes de noviembre. Donald Trump, favorito en la contienda republicana, buscará representar a su partido, mientras enfrenta múltiples batallas legales, incluidas dos acusaciones federales. Del lado demócrata, Joe Bien es el actual presidente y ya anunció que buscará su reelección, se convierte así en el candidato en ejercicio.

MÉXICO

México elegirá en junio de 2024 a su primera presidenta, después de que Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez se ubicasen como las favoritas de la contienda electoral. Aunque no son las primeras mujeres que aspiran a la presidencia de México (otras seis ya lo hicieron) sí son las primeras que logran consensuar el apoyo de los principales partidos políticos en el país.

Claudia Sheinbaum competirá por el oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus partidos aliados, del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM). Del lado de la oposición, Xóchitl Gálvez será la candidata del Frente Amplio por México, una coalición que agrupa a los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).

Se trata de una elección con final abierto en la que el tráfico de drogas, el crimen organizado y la migración hacia EE.UU. dominarán la agenda política.

EL SALVADOR

Nayib Bukele irá por su reelección, pese a los cuestionamientos de la oposición, que asegura que al menos cinco artículos de la Constitución prohíben al candidato ir por un segundo mandato.

La Corte Suprema, de mayoría oficialista, estipuló que para evitar que un presidente que opte a la reelección no prevalezca en el cargo debe dejarlo seis meses antes de que inicie el nuevo periodo. Debido a eso, Bukele pidió una licencia desde el 30 de noviembre para dedicarse a la campaña electoral.

Tras cuatro años en el cargo, Bukele va por su reelección con altos niveles de popularidad, construida principalmente en torno a sus políticas en materia de seguridad, según algunas encuestas como la de Cid Gallup. Sin embargo, defensores de los derechos humanos en el país y en el extranjero cuestionan sus métodos porque consideran que los mismos violan los derechos humanos.

VENEZUELA

Venezuela también votará en 2024, Del lado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), recientemente fue el mismo Nicolás Maduro —en el poder hace 10 años, desde la muerte de Hugo Chávez— quién puso su candidatura en cuestión, al decir en una entrevista que era «prematura» una definición de ese tipo.

La Comisión Nacional de Primaria de Venezuela (CNP) proclamó a María Corina Machado como la ganadora de las primarias opositoras hacia las elecciones.

Sin embargo, Machado está inhabilitada por una medida impuesta por la Contraloría General de Venezuela por supuestamente no incluir en su declaración jurada de patrimonio el pago de bonos de alimentación. La dirigente opositora insiste en que la inhabilitación es ilegal.

PARLAMENTO EUROPEO

Después de cinco años, el Parlamento Europeo irá a las urnas entre el 6 y el 9 de junio de 2024, para una nueva reconfiguración que podría cambiar el destino del bloque. Los nueve países que votarán por sus eurodiputados este año deberán esperar, según los expertos, que continúen las tendencias a la fragmentación política y las dificultades para construir mayorías.

También el desencanto con los partidos tradicionales y con la política en términos generales generará, como lo viene haciendo hasta ahora, el surgimiento o reforzamiento de partidos marginales, muchos de ellos de línea dura, como es el caso de Vox en España. También es posible que, paradójicamente, avancen las posiciones euroescépticas en el próximo Parlamento del bloque europeo.

Puntualmente, estas elecciones serán una oportunidad para el ascenso de partidos populistas, que están en contra de la inmigración y los de extrema derecha en Francia, Alemania y Bélgica, entre otros países.

RUSIA Y UCRANIA

El conflicto de Rusia en Ucrania cumplió dos años este 24 de febrero, y las elecciones en ambos países funcionarán como un termómetro de ambos lados que podría definir el rumbo del conflicto de aquí en adelante.

En el caso de Rusia, Putin no posee rivales serios, debido a que su oponente más destacado, Pero la votación de esta primavera será un importante ritual público para el líder del Kremlin, que se asegurará el poder hasta el final de la década.

Aunque 2024 era el año previsto para las elecciones presidenciales en Ucrania, todavía hay dudas sobre la pertinencia de su celebración en medio de un conflicto que está a punto de ingresar en su tercer año.

En cualquier caso, el presidente Volodymyr Zelensky se enfrentará a una escasez de municiones y equipos, mientras intenta navegar sobre las dificultades de un mundo que ha sumado un nuevo conflicto —el de Israel y Hamas, en Medio Oriente— y sobre las divisiones en los países de sus aliados occidentales, fundamentalmente en EE.UU. y Europa.

INDIA

La India celebrará las elecciones más importantes del mundo —en términos demográficos— durante abril y mayo.

Se espera que el actual primer ministro, Narendra Modi, junto con su partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJP), consigan un tercer mandato con una política popular pero religiosamente divisiva. A pesar de los problemas relacionados con la inflación y el poder adquisitivo, Modi goza de un amplio apoyo entre la mayoría hindú de la India basado en el patriotismo y una política exterior segura. Los críticos responden que el espíritu fundacional de la India, alguna vez secular y democrático, está pasando a un segundo plano y que las minorías se sienten inseguras.

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Como puede ver apreciable lector, esta columna es la mas extensa en mis letras, como así de extensa es la democracia a nivel mundial, como se aprecia hay mucho en juego en este gran baile, pero soy un fiel devoto de que la democracia real se hace en los barrios y colonias de todo el mundo, en la toma de decisiones simples donde el ciudadano se empodera realmente, donde hace efectiva su necesidad y donde los factores externos dejan el protagonismo para darle lugar a la necesidad primaria, a finales del año realizaremos una retrospectiva sobre los resultados de estos comicios y las miras al 2030.

@Raul_saucedo

rsaucedo@uach.mx

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