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La Orquesta de Bodas y Funerales “enloquece” al Cervantino

La agrupación de los Balcanes hizo de la Alhóndiga de Granaditas una fiesta donde el baile y los aplausos no faltaron. Goran Bregovic, quien no pudo asistir por problemas de salud, se disculpó a través de un video
La Orquesta de Bodas y Funerales “enloquece” al Cervantino
Hay conciertos donde los protagonistas son los celulares. Donde la gente, en cuanto inicia el evento, comienza a grabarlo, a vivirlo a través de su teléfono. Aquí no, o casi no. Lo importante era vivirlo, disfrutarlo, gozarlo.
La Orquesta de Bodas y Funerales, proveniente de los Balcanes, se presentó en la Alhóndiga de Granaditas, como parte de los 50 años del Festival Internacional Cervantino (FIC); esta vez lo hizo sin el compositor serbobosnio Goran Bregovic, quien sufrió un accidente y no pudo asistir.
“Tuve un accidente en mi motocicleta, me fracturé la clavícula y tuve que ser operado, pero no se preocupen, están en buenas manos.
Mi Orquesta de Bodas y funerales es, probablemente, la mejor banda balcánica de vientos, ellos han tocado conmigo mi música por años”, explicó Bregovic, a través de un video que fue proyectado sobre el escenario.
Y agregó: “Una vez empezada la fiesta no se notará mi ausencia. ¡Diviértanse!, será una locura y si ustedes no se vuelven locos, no son mortales”. Y así fue.
Dos cantantes y seis músicos en escena lograron hacer vibrar a más de 500 personas. Gritos, aplausos y ovaciones arroparon a la agrupación. Esa noche no hicieron falta sillas, no se necesitaban, porque ante tal explosión musical la única manera de responder era gozando el momento.
Desde niños hasta gente mayor, todos bailaban, levantaban sus manos y sus pies no paraban de moverse. En ocasiones, sin planearlo, parecía que ejecutaban una coreografía que habían practicado por mucho tiempo; lo cierto es que no y que la música demostraba, una vez más, el poder que tiene de unir a las personas.
En esa fiesta se cantó en español, hebreo, arábico, inglés y serbocroata. Tal vez no todas las palabras eran entendidas por los presentes, pero, sin duda, casi todos se conectaron a través de las emociones.
El concierto no tuvo gráficos, lo que adornaba el escenario fueron imágenes del público disfrutando del momento. Enloquecidos ante lo que estaba pasando sobre el escenario.
La Orquesta de Bodas y Funerales presentó su último lanzamiento “Tres cartas desde Sarajevo”, que celebra la diversidad de sus orígenes y herencia a nivel religioso, cultural y nacional.
Fuente: reporteindigo.com

Opinión

El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma

Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?

En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.

Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.

También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.

¿Qué se debería hacer?

Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?

Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?

El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.

¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?

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