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Muere hijo del vicepresidente de EE.UU tras batallar con el cáncer

Beau Biden, de 46 años, hijo del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, murió en las últimas horas de un tumor cerebral, se informó hoy oficialmente.

El fallecimiento fue anunciado por el vicepresidente Biden en un comunicado oficial distribuido por la Casa Blanca, en el que dijo que su hijo había luchado contra el cáncer “con la misma integridad, valentía y fuerza que demostró cada día de su vida”.

Joseph R. Biden III, el hijo mayor del vicepresidente, más conocido como Beau, fue fiscal general del estado de Delaware durante dos mandatos. Estaba casado y tenía dos hijos.

Según medios estadounidenses, llevaba más de una semana recibiendo tratamiento en un centro médico de Washington

Al recordar su carrera como abogado, Biden mencionó el trabajo de su hijo para “establecer el imperio de la ley en un Kosovo destrozado por la guerra”.

Pero también mencionó su labor en la Guardia Nacional de Delaware y su servicio militar en Irak, que fue recompensada con la Medalla de Bronce.

En otro comunicado oficial, el presidente estadounidense, Barack Obama, expresó su pesar y el de su esposa, Michelle, por la muerte de Beau Biden, y también destacó su labor tanto como fiscal general en Delaware como por su servicio en Irak.

“Como su padre, Beau fue un hombre bueno, de gran corazón, un devoto católico y muy leal”, afirmó Obama.

Beau Biden sufrió un leve derrame cerebral en 2010 y tuvo complicaciones médicas posteriores.

La primera esposa del vicepresidente Biden, Neilia, y su hija de trece meses, Naomí, murieron en un accidente de tráfico en 1972. Beau Biden y su hermano Hunter iban en el mismo vehículo, pero sobrevivieron, según recuerda hoy “The New York Times”.

Beau Biden había anunciado su intención de presentarse a las elecciones para gobernador de Delaware en los comicios del año próximo.

Diario Correo

Nota Principal

Protestas contra redadas migratorias se extienden por EU; Marines se preparan para desplegarse en Los Ángeles

Los Ángeles, California — La crisis migratoria en Estados Unidos escaló a niveles sin precedentes esta semana, con protestas masivas que se extendieron a más de una docena de ciudades y la inminente llegada de 700 Marines a Los Ángeles para reforzar las controvertidas redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Toque de queda y tensión en las calles

Las autoridades de Los Ángeles mantuvieron un toque de queda en el centro de la ciudad después de que manifestantes bloquearan calles y enfrentaran a la policía. Las protestas estallaron tras las redadas de ICE que detuvieron a decenas de trabajadores indocumentados, incluyendo operativos en fábricas y comercios.

En escenas caóticas captadas en video, empleados de una empacadora de carne se acostaron frente a vehículos de ICE para impedir el paso, mientras en otras ciudades como Seattle y Spokane (Washington) hubo incendios de contenedores y enfrentamientos con agentes.

Gobernadores demócratas en la mira

Tres gobernadores demócratas —de Illinois, Minnesota y Nueva York— comparecieron ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes para defender sus políticas de «ciudades santuario», que limitan la cooperación con las autoridades migratorias federales.

«California no será cómplice de políticas que atentan contra nuestras comunidades», declaró el gobernador Gavin Newsom, quien calificó el despliegue de la Guardia Nacional ordenado por el presidente Donald Trump como una «toma ilegal».

Marines en camino

El Comando Norte de EU confirmó que los Marines movilizados completaron su entrenamiento y se desplegarán en Los Ángeles en las próximas 48 horas. Su misión: apoyar a los 2,000 efectivos de la Guardia Nacional que ya operan en la zona.

Mientras tanto, organizaciones como la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) emitieron alertas nacionales ante posibles nuevos operativos. «Esto es una cacería humana», denunció el congresista Jimmy Gómez (demócrata por California).

Protestas nacionales y el fantasma del sábado

Las manifestaciones coincidirán este sábado con el desfile militar por el 250 aniversario del Ejército estadounidense —que Trump vinculó a su cumpleaños— y las protestas «No Kings» programadas en 50 estados.

En Texas, el gobernador Greg Abbott desplegó a la Guardia Nacional estatal, advirtiendo que no tolerarán disturbios. Mientras, videos muestran a familias enteras marchando con banderas de México y EU, coreando: «¡El pueblo unido jamás será vencido!».

La batalla legal continúa: este jueves un tribunal federal escuchará argumentos sobre si el gobierno puede usar efectivos militares para aplicaciones migratorias, en lo que podría convertirse en un punto de inflexión constitucional.

(Con información de CNN, KABC y Reuters)

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