El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, alertó ayer que el peligro de una guerra civil en Siria es “inminente y real”, al tiempo que afirmó que el gobierno de Bashar al-Assad “perdió toda la legitimidad”.
“Los peligros de una guerra civil a gran escala son inminentes y reales, por lo que pido al presidente Al-Assad que cumpla de manera urgente e incondicional con los puntos del plan de paz”, dijo Ban ante la Asamblea General, que celebra una sesión extraordinaria sobre Siria con las recientes matanzas como telón de fondo.
Por su parte, los seis países de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), en la que China y Rusia juegan un papel de primer orden, reiteraron su oposición al uso de la fuerza contra Irán y Siria, al finalizar su cumbre anual.
“Los Estados miembros se oponen a toda intervención militar, a la imposición de un cambio de régimen o a sanciones multilaterales” en Oriente Medio, declararon los jefes de Estado de la OCS al término de la cumbre en Pekín.
Aumenta la presión
Varios países europeos y Estados Unidos coincidieron en solicitar más presión contra el régimen sirio e incluir a Rusia en los esfuerzos para que el presidente Al-Assad deje de usar la fuerza contra la población civil.
La marcha del Presidente sirio es ya una condición, anunció la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, quien exigió a Al-Assad que traspase el poder y abandone el país.
Por su parte, el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, subrayó la importancia de Rusia en este proceso y aseguró que “pese a la escasa satisfacción” que provoca la postura de Moscú “no se deben abandonar los esfuerzos” de convencerle a cambiar de actitud.
Un cambio que el responsable alemán consideró posible porque, dijo, Moscú respeta y respalda el trabajo del enviado especial de paz Kofi Annan.
“Rusia debe entender que no se trata de reducir su influencia estratégica sino de salvar vidas humanas”, insistió el ministro, “y el régimen Al-Assad debe entender que Rusia ya no mantendrá su mano protectora sobre Siria”.
Ahmad Fawzi, portavoz de Annan, confirmó que las autoridades sirias están impidiendo la entrada de los observadores internacionales a Al Qubeir, donde el miércoles se produjo una nueva matanza que dejó al menos 80 muertos.
“Horror y condena por nueva matanza”
El enviado de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, expresó “horror y condena” por una nueva matanza en ese país y llamó a “un nuevo nivel” de acción internacional para poner fin a la violencia, que ha cobrado la vida de 13 mil personas en 15 meses de conflicto.
Annan y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon condenaron ante la Asamblea general la matanza de decenas de personas, incluidas mujeres y niños, en la ciudad siria de Al-Kubeir y bregaron ante el cuerpo de 193 países miembros por incrementar la presión sobre el régimen de Bashar al-Assad.
El enviado internacional, que logró el acuerdo de Al-Assad para un plan de paz de seis puntos, admitió apesadumbrado ante la Asamblea: “Debo ser franco y confirmar que el plan no está siendo instrumentado”. El colapso del cese de hostilidades, que comenzó oficialmente el 12 de abril, sería prueba de ello.
El ex jefe de la ONU dijo a la Asamblea general que la crisis en Siria se agrava y advirtió que si no se opera un cambio radical “es probable que el futuro sea de represión brutal, masacres, violencia sectaria e incluso una guerra civil abierta”.
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