Al PAN le llegó el pretexto que esperaba para romper el “Pacto por Chihuahua” y romperse a llorar como Magdalena. El pretexto no se los dieron los candidatos ni reconocidos priístas. Fue Bertha Gómez Fong, esposa del gobernador César Duarte, quien provocó un “ya no juego” que estaba más que anunciado.

Gómez Fong se ha dedicado a promover el voto en las principales ciudades del estado, como ella misma reconoce en el video que militantes panistas grabaron mientras discutía con “Arselia”, una aguerrida panista de Balleza.

La esposa del mandatario argumentó que su puesto es honorario y no recibe sueldo, por lo que no está obligada a alejarse de los actos políticos como los funcionarios titulares. Sin embargo, los panistas consideran que el peso político que carga la esposa del primer priísta del estado es una violación a la equidad del proceso.

El PAN organizó una rueda de prensa con todos los reflectores a la que llevó a Gustavo Madero y como donde hay cámaras no puede faltar Javier Corral, pues ahí estuvo también, al igual que Miguel Riggs y su esposa Carolina Magnus, Miguel Latorre, Mario Vázquez y otros candidatos y panistas encolerizados.

Los panistas repudiaron la intervención de “Berthita”, pues si bien no recibe salario, estaba acompañada de empleados de dicha dependencia a quienes sí les pagan, al igual que once agentes de seguridad quienes también son pagados con dinero público.

Así, el PAN se retira de la mesa de pluralidad instalada que apenas hace unas semanas se acordó entre los partidos y el Gobierno del Estado, la cual ahora califican como una hipocresía.

Lo triste de la política mexicana es que todos juegan lo más sucio que pueden. Cuando se cuestiona en corto a un político por hacer maniobras ilegales o deshonestas, siempre suelen responder lo mismo “si no los fregamos nos friegan”, y es cierto. Basta recordar el activismo de Margarita Zavala, quien también siendo honoraria, no ocultaba su apoyo a los candidatos panistas.

El problema es que las autoridades electorales y el Estado de Derecho están cada vez más desdibujados y la sociedad cada vez más harta de un sistema de partidos que no los representa, o dinos estimable lector ¿quién que no se apellide Aguilar es petista de hueso colorado? ¿los ciudadanos se identifican con Movimiento Ciudadano? ¿El Partido Verde realmente representa a los ecologistas o a alguien?

Es por eso que en Juárez se espera una votación de cerca del 30% del padrón. Los chihuahuenses no se debaten entre votar por el PAN o por todos los demás, sino entre votar o no votar, pues las opciones están cada vez más cerca de las cúpulas y más lejos de los ciudadanos ¿A Miguel Riggs quién lo hizo candidato, sus cualidades o el repudio a Teresa Ortuño? ¿A Javier Garfio quien lo puso?

Es por eso que en este circo político, los ciudadanos se identifican más con gatos, perros burros y hasta payasos como “Botoncito” quien se ha dedicado a atacar al candidato del PAN Rogelio Loya, bajo las órdenes del “Yerno” Fernando Reyes. Realmente un patiño.

Otro payaso que estuvo por Chihuahua fue el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, quien vino por no dejar y dio un discurso delirante en el que aseguraba que el PRD es la segunda fuerza del Estado y que no gana por el apoyo descarado del Gobierno del Estado a los candidatos del PRI.

Mentira. El PRD no gana porque lo más valioso de ese partido ya salió y el PRI al que acusa es precisamente el PRI con el que se alió Héctor Barraza para ir por la sindicatura. El PRD pierde en Chihuahua porque no aporta ni propone nada, es un partido hueco y una madriguera de fauna política parasitaria.

Pero el PRI no quería quedarse sin su “peso pesado” y trajo al senador Emilio Gamboa Patrón, un verdadero tiburón de la política mexicana, quien estuvo con Enrique Serrano y los ocho candidatos a diputados, a quienes ofreció su apoyo y aseguró que ganarían, pero él no con alucinaciones, sino con muestras claras. Ahí estuvo toda la “clase alta” priísta.

La que anduvo especialmente inquieta fue Lilia Merodio, quien quería llevarse a Gamboa a la inauguración de su oficina de enlace, pero no se le hizo. La senadora trae la espinita de ser gobernadora, cree tener las cartas para jugar en grandes ligas y ser la primera priísta del Estado. Tendrá que demostrarlo.

Volviendo a los panistas, estos no limitan su lucha a los medios, también insisten en los tribunales, pero con mucho menos éxito, pues es casi seguro que la Sala superior del Trife desechará sus impugnaciones contra las alianzas del PRI con los partidos parasitarios a los cuales les regala los votos que le sobran.

César Jáuregui, uno de los panistas que brillan más por el momento, nada podrá hacer para impugnar la alianza que puede ser antidemocrática, antiética y totalmente contraria al principio de representación popular, pero es plenamente legal. Ni hablar, así seguirá hasta que, en un hipotético caso, dentro de muchos años, el PAN u otro partido pueda arrebatarle al PRI su sólida mayoría en el Congreso y cambiar las leyes.

Saliendo del ambiente electoral, a Alfredo de la Torre ya le hizo justicia la revolución. Luego de su trágica y humillante salida de la Facultad de Conta, su presencia en los pasillos de la UACh era bastante incómoda, por lo que decidieron sacarlo por las buenas: con un hueso como delegado de la Secretaría de Relaciones exteriores.

El nuevo puesto de De la Torre no está nada mal. Tiene un sueldo jugoso cada quincena, un puesto que no presenta mayores dificultades y puede seguir tejiendo relaciones políticas desde ahí, lo que le gusta, pero lejos de la Universidad. Todos contentos.

Y para que te lleves algo de optimismo este fin de semana, llama la atención el reconocimiento al fiscal de la Zona Norte, Jorge González Nicolás, por parte del Observatorio Ciudadano de Seguridad. Esto por la notable baja en los asaltos y robos con violencia.

La Fiscalía le ha entrado, pero la Policía Municipal también ha mejorado su desempeño, a lo que se junta un reacomodo entre las fuerzas del crimen que se relacionan de maneras menos violentas. En suma, el panorama es positivo para Juárez, aunque queda mucho, mucho qué resolver.