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Filmarán varios finales de ‘Game of Thrones’ para evitar hackeos

La octava y última temporada de ‘Game of Thrones’, producto de la cadena HBO, rodará múltiples finales para evitar posibles filtraciones como las que ha sufrido en la séptima temporada.
Según informó el jueves la edición digital de Variety, Casey Bloys, presidente de programación del canal, manifestó recientemente que el objetivo es evitar que el desenlace verdadero sea filtrado y vea la luz antes de tiempo.
“La intención es que nadie sepa realmente cómo acaba. Tienes que hacerlo en una serie de largo recorrido.
“Cuando ruedas, la gente lo sabe. Así que con varios desenlaces, la respuesta definitiva se mantendrá hasta el final”, explicó Bloys durante un discurso en la universidad Moravian, en Pennsylvania.
Esa misma estrategia de rodar diferentes desenlaces la siguieron otras series como ‘Breaking Bad’, ‘The Sopranos’ e incluso ‘Dallas’, en la década de 1980. De esa manera, ni siquiera los actores saben a ciencia cierta cuál es el final que prevalecerá.
El rodaje de la octava temporada de ‘Game of Thrones’ comenzará en octubre y podría alargarse hasta agosto de 2018, lo que supondría que el estreno se retrasaría hasta 2019.

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El nuevo estándar de belleza: lucir cansada está de moda

Jenna Ortega aparece con los ojos ligeramente marcados, sombras oscuras que realzan su mirada, la piel pálida y pómulos acentuados por un toque grisáceo. Sus labios, con un matiz morado, completan un rostro que refleja agotamiento, aunque precisamente ese es el efecto buscado. La última tendencia de maquillaje entre la generación Z, conocida como “Tired Girl” o chica cansada, celebra la apariencia de no haber dormido, desafiando décadas de estándares que priorizaban lucir fresca y descansada.

Durante años, productos como correctores y cremas para ojos han estado diseñados para borrar signos de fatiga, asociados históricamente con mala salud, envejecimiento y poca atractivo. “Tired Girl” invierte esa lógica: el cansancio se convierte en un rasgo estético, una forma de abrazar imperfecciones que antes se trataban de ocultar.

La representante contemporánea de esta tendencia es Wednesday Addams, la hija sombría y emocionalmente reservada de la familia Addams, interpretada por Ortega en la serie de Netflix dirigida por Tim Burton. En ambas temporadas, la actriz luce ojeras y piel pálida, un estilo que incluso replicó en la alfombra roja del estreno en Londres. Actrices como Angelina Jolie en Girl Interrupted o Natalie Portman en Leon son referencias previas a esta estética, mientras que figuras como Lily Rose-Depp, la modelo y músico Gabbriette y las influencers Emma Chamberlain, Danielle Marcan y Lara Violetta la han adoptado en la actualidad.

En TikTok, la categoría de “tired girl” ha ganado popularidad con tutoriales que superan las 300,000 visualizaciones, mostrando cómo lograr un maquillaje descuidado y rebelde. Violetta, por ejemplo, afirma que las bolsas bajo los ojos son “muy chic porque hay que trabajar por ellas”, mientras que Kim Brown, directora de belleza de Glass Magazine, comenta que el look celebra la autenticidad y la personalidad, con un aire rudo y moderno.

Aunque se le compara con el estilo gótico o el grunge de los años 90, “Tired Girl” pertenece a un fenómeno de estética efímera en internet, similar a “cottagecore” o “Barbiecore”, que busca expresar de forma rápida el estado de ánimo o identidad de quien lo adopta. El maquillaje se realiza con pocos productos, resaltando rasgos naturales y sin la intención de cubrir imperfecciones, como explica Tara McDonald, responsable del look de Ortega en la primera temporada.

Más allá de la estética, el maquillaje de Wednesday transmite un mensaje: ella no es de las que invierten horas en su apariencia, sino que tiene prioridades como resolver casos y cumplir objetivos. Este enfoque contrasta con la “clean girl”, tendencia de piel radiante y maquillaje mínimo popularizada por figuras como Bella Hadid o Kendall Jenner. La “Tired Girl” refleja un rechazo al perfeccionismo extremo, celebrando la autenticidad y la imperfección.

Aunque es probable que no tenga un impacto cultural duradero, la tendencia revela algo profundo sobre la generación Z: una forma de enfrentar las presiones académicas, financieras y laborales con vulnerabilidad y humor. Mostrar cansancio y fragilidad se convierte en un mecanismo de resiliencia, un gesto de realismo frente a un futuro incierto.

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