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Arrestan a la actriz porno Stormy Daniels, que afirmó haber tenido un romance con Trump

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La actriz porno Stormy Daniels ha sido arrestada en un club de ‘striptease’ en el estado de Ohio (EE.UU) por permitir que los clientes la tocaran mientras ella estaba sobre el escenario, lo cual supone una violación de una ley estatal, según ha anunciado su abogado Michael Avenatti a través de Twitter.

Una ley de Ohio conocida como Acta de Defensa de la Comunidad prohíbe a cualquier persona que no sea miembro de la familia tocar a un bailarín desnudo o semidesnudo.

Avenatti explicó a la agencia AP que Daniels se encontraba actuando en Sirens, un club de ‘striptease’ de la ciudad de Columbus, cuando algunos hombres la tocaron de una manera no sexual. La actriz, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, se encuentra actualmente bajo custodia policial y se espera que sea acusada «de un delito menor por permitir ‘tocamientos'», según detalló su representante legal.

Sin embargo, Avenatti insistió en sus tuits en que el cargo estaba «políticamente motivado» y agregó que «apesta a desesperación», por lo que «luchará contra todos los cargos falsos».

«Esto fue un absoluto montaje», aseveró el abogado . «Es absurdo que los recursos para el cumplimiento de la ley se estén gastando para llevar a cabo una operación encubierta relacionada con clientes que tocan a artistas en un club de ‘striptease’ de una manera no sexual».

Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, asegura haber tenido una relación íntima con Trump entre 2006 y 2007, cuando el magnate ya estaba casado con su actual esposa Melania.
La actriz asegura que aceptó 130.000 dólares de parte del abogado de Trump, Michael Cohen, a cambio de firmar un acuerdo de silencio.

Aunque Cohen confirmó haberle pagado ese monto a la estrella porno, también negó que el presidente Trump hubiera tenido una aventura amorosa con ella en 2006.

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Los retos de la Inteligencia Artificial ante un verano muy caliente

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El término “invierno de la inteligencia artificial” fue introducido por Roger Schank y Marvin Minsky en 1984, en la convención anual de la Asociación Norteamericana de Inteligencia Artificial (AAAI).

En ese encuentro advertían acerca de un probable estancamiento en el ámbito de la IA, caracterizado por una merma en el financiamiento y el entusiasmo hacia esta disciplina. La metáfora vino inspirada por el “invierno nuclear” del que se hablaba durante la Guerra Fría ante el riesgo de ataques con bombas atómicas, para ilustrar un periodo de declive, luego de una etapa de elevadas expectativas, respecto a las capacidades de la inteligencia artificial.

Cambio de narrativa

La revolución de la inteligencia artificial(IA) está marcando un antes y un después en diversas actividades profesionales, redefiniendo roles y automatizando ciertas funciones, particularmente aquellas caracterizadas por su repetitividad o la gestión de extensos volúmenes de datos.

Un informe del Departamento de Educación del Gobierno británico publicado a finales de 2023 evaluaba los posibles efectos de la IA en el mercado de trabajo de Reino Unido, señalando las debilidades de algunos puestos de trabajo. Algunos ejemplos que se encuentran en la línea de fuego de esta transformación tecnológica son: analistas de datos, periodistas, personal de back office, agentes bursátiles y traders, auditores y contables, consultores y analistas económicos, asesores financieros y analistas de riesgos financieros, entre otros.

IA y enriquecimiento global

McKinsey Global Institute ha examinado el impacto de la inteligencia artificial en campos como la economía y las finanzas, con un enfoque particular en su influencia en el ámbito laboral.

Los resultados de la investigación sugieren que, a pesar de los desafíos asociados con su adopción y absorción, la IA tiene el potencial de generar una actividad económica adicional a nivel global de entre 2,6 y 4,4 miles de millones de dólares anuales. Por ejemplo, el PIB español en 2021 fue de 1,4 mil millones de dólares. Esto aumentaría a nivel global el impacto de la inteligencia artificial en la economía entre un 15 y un 40 %.

El panorama de la IA ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, con un marcado incremento tanto en su adopción como en la inversión por parte de las organizaciones. Desde 2017, la implantación de la IA se ha duplicado y actualmente más de la mitad de las empresas dedican más del 5 % de sus presupuestos para digitalización a esta tecnología.

Valor añadido e innovación

Ante el imparable avance de la inteligencia artificial, es momento de encarar la realidad: la entrada de la inteligencia artificial a las empresas afectará al trabajo de las personas, que deben reinventar su lugar en el mercado de trabajo.

Hay que evitar la llegada del “invierno del trabajo”: la formación de valor añadido y la habilidad de pensar de manera innovadora, lo que llaman “pensar fuera de la caja”, ya no son meros complementos sino requisitos indispensables para no verse relegados en sus funciones.

La innovación y la ética deben ir de la mano en este nuevo escenario, pero, sin una dosis de creatividad y aporte único, el desarrollo humano y el crecimiento profesional corren el riesgo de estancarse.

Este cambio de paradigma no admite términos medios: o los trabajadores se mantienen evolucionando constantemente o se quedarán atrás.

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