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Salud y Bienestar

Aumentan casos de VIH en mujeres mexicanas

Aproximadamente 25% de las personas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en México son mujeres, cifra que se incrementó en las décadas recientes, informó el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida (Censida). Asimismo, 31% de quienes tienen VIH en América Latina son mujeres con 15 o más años, cifra superior al 28% registrado en 2001, destacó el organismo en un comunicado.

“El diagnóstico, la atención médica especializada y el acceso universal al tratamiento son parte fundamental (de la) prevención. También el hecho de mantener a las personas que viven con VIH controladas”, señaló Jesús Casillas Rodríguez, director Médico de la Clínica Especializada Condesa.

Casillas Rodríguez apuntó que, en la actualidad, de las mil 300 nuevas infecciones que ocurren cada año, aproximadamente dos mil corresponden a mujeres. Otra cifra alarmante: 70% de las mujeres que viven con VIH en México adquirieron el virus a través de sus parejas formales.

¡A cuidarse!

Por ello, especialistas en el tratamiento del virus insistieron en el uso del condón no sólo en los primeros encuentros sexuales, sino mantenerlo durante la relación. El no uso del preservativo representa más de 90% de la causa de los nuevos casos de VIH en mujeres, de ahí que siete de cada diez mujeres que vive con el microorganismo lo adquirieron con sus parejas estables, con quienes no creían necesario el uso del preservativo, destacó.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el VIH es reconocido como la principal causa de muerte en mujeres en edad reproductiva. En su mayoría, éstas son diagnosticadas después de quedar embarazadas.

En este contexto y en el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se conmemora el 1 de diciembre, Censida, organismos civiles y farmacéuticos lanzaron la campaña Yo Soy Abigail, dirigida a todas las mujeres sexualmente activas. El programa tiene la finalidad de promover el uso de condón masculino y femenino en cada relación sexual y la realización de la prueba del VIH, además de concientizar a la población sobre los desafíos que enfrentan las mujeres con VIH y mejorar su atención.

Movimiento: «Yo Soy Abigail»

«Yo Soy Abigail» se centra en sumar esfuerzos para abordar los desafíos únicos que enfrentan las mujeres que viven con VIH. Ese movimiento pretende romper las barreras de concientización y mejorar la atención.

El objetivo de la campaña es que las mujeres que adquirieron el VIH se empoderen por medio de la conformación de una comunidad cohesiva que abogue por sus propias necesidades. Por esa razón se busca mejorar el diálogo entre ellas y su entorno (profesionales de la salud, familiares y sociedad en general).

Fuente Notimex

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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