Conecta con nosotros

Slider Principal

Cooperativa de artesanas de Oaxaca denuncia a marca de lujo por revender sus diseños

Mujeres artesanas de Oaxaca que integran la Cooperativa Púrpura Tixinda denunciaron que una marca de lujo llamada “Púrpura Mixteco” revende sus prendas y ha tomado fotografías de su cooperativa para decir que las artesanas trabajan en conjunto con la marca.

En un comunicado, la cooperativa negó conocer a quienes están detrás de “Púrpura Mixteco”, la cual se define como “una marca mexicana de lujo que busca la inclusión de pueblos indígenas por medio de la moda”.

Pero esto, dice la cooperativa, no es así, pues en realidad son “revendedores de textiles de nuestra región, que usurpan el nombre y la imagen de integrantes de la cooperativa para legitimarse”. Un ejemplo de ello es que “Púrpura Mixteco” ha utilizado fotos de la presidenta de la cooperativa, Amada Sánchez, para decir que trabaja con ellos.

Dijeron que en la página web de “Púrpura Mixteco” han identificado prendas que fueron producidas en la cooperativa pero nadie les informó que éstas “serían expuestas para su reventa como parte de una ‘marca de lujo’, ni se nos pidió autorización.

Agregan que esto eleva el costo de sus prendas sin una justificación clara.

La cooperativa alertó a otros artesanos a cuidarse y evitar ser víctima de estas prácticas y exigió a “Púrpura Mixteco” esclarecer el origen y autoría de sus prendas; que transparente la identidad de sus propietarios y su relación con las comunidades, así como una remuneración para la cooperativa por las prendas que hayan revendido sin su consentimiento.

También pidió retirar de sus redes y su sitio web fotografías de la cooperativa o en la que se exhiban miembros de ésta sin previa autorización.

Fuente: Animal Político

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto