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Salud y Bienestar

¿Cuántas horas se deben dormir según la edad?

Si durante el día te mueres de sueño y no se sabe por qué si dormiste 6 horas, las que se según se recomiendan para descansar y tener energía, lo cierto es que quizás no son las que en realidad se necesita.

Esa cantidad de horas, son las mismas que se lleva durmiendo desde que se tenían 19 años, sin embargo, ahora no parecen ser suficientes y esto es porque con la edad la cantidad de horas que se debe dormir cambia.

De acuerdo a la National Sleep Foundation, una mujer adulta, de 26 a 64 años, debe dormir un promedio de 6 a 10 horas.

Esto es porque para descansar se ha vuelto más complicado debido a que se está rodeado de estimulantes que alteran el ritmo circadiano (el ciclo de vigilia y sueño): café, bebidas energéticas, reloj despertador, luces y dispositivos electrónicos.

Un bebé de entre 4 a 11 meses, debe dormir de 16 a 18 horas

Un niño de 6 años a 13 años de edad, se recomienda que duerman de 10 a 14 horas

Uno de entre 14 años a 17 años, deben ser de 8 a 10 horas

Un joven de 18 a 25 años debería de descansar entre 10 a 11 horas

Un adulto de 26 a 64 años, de 7 a 9 horas

Y finalmente un adulto mayor, de aproximadamente 65 años o más, debe descansar de 5 a 6 horas.

Si se experimenta cansancio, mal humor, tristeza y el abdomen empieza acumular grasa, entonces se debe hacer:

Disfrutar un rato de descanso antes de dormir. Tener una hora de paz y tranquilidad antes de dormir es una gran ventaja para alcanzar un sueño profundo.

Dormitorio oscuro, fresco y libre de ruido. Una idea que propone John Durant, autor del libro The Paleo Manifiesto: Ancient Wisdom for Livelong Health (Harmony), es la de añadir una alarma en tu vida, pero por la noche. El objetivo de esta técnica es disponer de un recordatorio que te indique, una hora antes de ir a dormir, que ya ha llegado el momento de relajarte.

Eliminar el cigarro. Fumar es un gran enemigo del descanso. La nicotina estimula al organismo a mantenerse alerta
Alerta con la siesta. Dormir la siesta es beneficioso para continuar con energía el resto del día, pero no si son extensas. Un máximo de 20 minutos es suficiente

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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