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Revista

El príncipe Enrique y Meghan Markle crean una productora y fichan por Netflix

El príncipe Enrique y la duquesa de Sussex, Meghan Markle, han creado una compañía de producción y firmado un acuerdo de varios años con la plataforma Netflix para crear «contenido con impacto y que desate la acción» en forma de documentales, películas o series, según informó este miércoles The New York Times (NYT).

El diario cita un comunicado de la pareja, establecida con su hijo en California (EE.UU.), según el cual pretenden poner «énfasis en la creación de un contenido que informe pero también dé esperanza» y señalan que «como nuevos padres, hacer programación familiar inspiradora es importante» para ellos.

«Estamos increíblemente orgullosos de que hayan elegido Netflix como casa creativa y emocionados de contar historias junto a ellos que puedan ayudar a crear resiliencia y aumentar el entendimiento de las audiencias de todo el mundo», dijo sobre el acuerdo el jefe de contenido y coejecutivo de la plataforma de «streaming», Ted Sarandos.
A través de su productora, que todavía no tiene nombre, los duques de Sussex realizarán documentales, docuseries, películas, series y programas para niños de manera exclusiva durante «varios años» para Netflix, que tiene unos 193 millones de suscriptores a nivel global.

«Estamos agradecidos de trabajar con Ted y el equipo de Netflix, cuyo alcance sin precedentes nos ayudará a compartir contenido de impacto que desate la acción», agregó la pareja en su declaración.

El príncipe Enrique, de 35 años, y Meghan Markle, de 39, habían estado en conversaciones en los últimos meses con otras plataformas de contenidos como Disney y Apple, o la red televisiva NBC Universal, de acuerdo a medios locales.

La semana pasada, Netflix lanzó «Rising Phoenix», un documental sobre los Juegos Paralímpicos en el que aparece el príncipe Enrique, que ha fundado los Juegos Invictus para veteranos militares con discapacidades o lesiones.
Por su parte, Markle, que fue actriz en la serie «Suits» y ha descartado volver a la actuación, fue recientemente narradora del documental con fines benéficos «Elephants», de Disney Plus.

La pareja, desvinculada de la vida monárquica, vive en California desde la primavera tras haber residido brevemente en Canadá, y el pasado mes compró una mansión en el exclusivo barrio de Montecito, en Santa Bárbara (EE.UU.), una ciudad costera situada a unos 150 kilómetros al noroeste de Los Ángeles (EE.UU.).

Revista

Revive la espectacular inauguración de los juegos olímpicos de Paris 2024

Con el Sena como escenario y el espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.

El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.

La inspiración de ‘La vie en rose’ primero y Lady Gaga después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical, antes de llegar entre acrobacias a la zona de la catedral de Notre-Dame (aún cerrada por la restauración del incendio que sufrió en 2019), con un guiño a la literatura de Victor Hugo y a su popular personaje Quasimodo.

‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’ -que a pesar de ser el cuadro mejor custodiado del Louvre, llegó a manos de los minions de la saga ‘Despicable Me’- fueron otras obras artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.

Fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al protagonista de la saga de videojuegos Assassin’s Creed) con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.

La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria ‘Ah, ça ira’, en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.

La lírica la puso después la ópera ‘Carmen’, del francés Georges Bizet, y también la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel al cantar el himno de Francia, ‘La marsellesa’, desde el tejado del imponente Grand Palais, que ha sido restaurado para poder acoger varias de las pruebas olímpicas de París 2024.

Ese momento solemne se aprovechó para homenajear a grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice Milliat.

La moda, el cine y la francofonía

La lengua de Molière también tuvo su espacio con la actuación de la franco-maliense Aya Nakamura (la artista más escuchada actualmente en francés en todo el mundo), que interpretó dos de sus grandes éxitos acompañada por la Guardia Republicana ante el Instituto de Francia.

La moda, con un desfile de talentos emergentes -para no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura- , y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.

Más internacional fue el capítulo dedicado a Europa al ritmo de ‘The Final Countdown’ (del grupo sueco Europe) y el mensaje de paz que lanzó desde una isleta artificial la cantante Juliette Armanet con una versión de ‘Imagine’.

Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero- sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.

Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.

El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.

Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.

https://www.youtube.com/live/S7_0QuGodtE?si=4UG224KKUr8y0R5b

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