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El romance de Diego Boneta con la hija de Luis Miguel

CIUDAD DE MÉXICO. – El actor mexicano, Diego Boneta, quien interpreta a Luis Miguel en la serie de Netflix que lleva el nombre del icónico cantante, se ha vuelto tendencia en estos últimos días con el estreno de la segunda temporada de la producción antes mencionada, y con esto, salieron a relucir temas del pasado, como la relación que sostuvo el actor con la hija de “El Sol”, Michelle Salas.

Esta relación tuvo lugar en 2013 cuando Boneta apareció en el musical “Rock of ages”, una película de Hollywood protagonizada por Tom Cruise.

Mientras vivía en Los Ángeles, el actor conoció a Michelle, con quien formó una amistad que más tarde se convirtió en noviazgo, algo que optaron por mantener alejado de los medios, pero no lograron evitar ser captados por los paparazzi.

Michelle es una tipaza. Muy guapa, muy buena onda. La acabo de conocer, nos estamos conociendo”, aseguró el actor para distintos medios cuando se le preguntó por la ahora influencer.

Al contrario de Diego, Salas se mostró mas reservada y cada vez que le preguntaban acerca de su cercanía con el actor, ella optaba por mantenerse en silencio; sin embargo, sus constantes muestras de afecto en público confirmaron que existía algo más entre ellos.

A pesar de los rumores que apuntaban que ya vivían juntos e incluso a una supuesta boda, repentinamente el romance terminó y la prensa fue tras la noticia, ante esto, Michelle optó por no hacer declaración alguna mientras que Boneta dio indicios de que la relación entre ambos no funcionó.

Años más tarde, el actor contó un consejo que el propio Luis Miguel le dio, mismo que el aplicaba desde hacía tiempo, “Un día me dijo: Diego, cuando se hable de ti en la prensa que sea por tu trabajo y no de la vida personal. Y creo que es muy cierto. Prefiero dejar mi vida privada, privada”, confesó el actor para distintas entrevistas.

Difícil relación padre e hija.

Michelle Salas nació el 13 de junio de 1989 en Ciudad de México y fue criada por su madre, Stephanie Salas, hasta los 11 años, edad en la que Luis Miguel regresó a su vida.

A los 16 años, la joven rompió el silencio y confirmó que era la hija del cantante. En 2007, Luis Miguel con ayuda de su representante Alejandro Asensi, comenzó los trámites para reconocer a Michelle como su hija, algo que logró el año siguiente, cuando hizo oficial su paternidad.

Salas mantuvo una relación con Asensi al irse a vivir con su padre a Los Ángeles, lo cual ocasionó problemas intrafamiliares; sin embargo, tras el estreno de la primera temporada de “Luis Miguel: La serie”, fuentes aseguran que la relación padre e hija se volvió aún mas complicada debido a la forma en la que la producción retrata a la madre de Michelle.

 

Revista

Revive la espectacular inauguración de los juegos olímpicos de Paris 2024

Con el Sena como escenario y el espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.

El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.

La inspiración de ‘La vie en rose’ primero y Lady Gaga después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical, antes de llegar entre acrobacias a la zona de la catedral de Notre-Dame (aún cerrada por la restauración del incendio que sufrió en 2019), con un guiño a la literatura de Victor Hugo y a su popular personaje Quasimodo.

‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’ -que a pesar de ser el cuadro mejor custodiado del Louvre, llegó a manos de los minions de la saga ‘Despicable Me’- fueron otras obras artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.

Fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al protagonista de la saga de videojuegos Assassin’s Creed) con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.

La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria ‘Ah, ça ira’, en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.

La lírica la puso después la ópera ‘Carmen’, del francés Georges Bizet, y también la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel al cantar el himno de Francia, ‘La marsellesa’, desde el tejado del imponente Grand Palais, que ha sido restaurado para poder acoger varias de las pruebas olímpicas de París 2024.

Ese momento solemne se aprovechó para homenajear a grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice Milliat.

La moda, el cine y la francofonía

La lengua de Molière también tuvo su espacio con la actuación de la franco-maliense Aya Nakamura (la artista más escuchada actualmente en francés en todo el mundo), que interpretó dos de sus grandes éxitos acompañada por la Guardia Republicana ante el Instituto de Francia.

La moda, con un desfile de talentos emergentes -para no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura- , y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.

Más internacional fue el capítulo dedicado a Europa al ritmo de ‘The Final Countdown’ (del grupo sueco Europe) y el mensaje de paz que lanzó desde una isleta artificial la cantante Juliette Armanet con una versión de ‘Imagine’.

Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero- sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.

Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.

El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.

Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.

https://www.youtube.com/live/S7_0QuGodtE?si=4UG224KKUr8y0R5b

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