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Salud y Bienestar

Mycoplasma Genitalium, la nueva infección de transmisión sexual

Investigadores de University College London descubrieron una nueva infección de transmisión sexual llamada Mycoplasma Genitalium. La enfermedad puede producir dolor en los testículos, en la pelvis y sangrado después del sexo en las mujeres.

La Mycoplasma Genitalium fue identificada por primera vez en 1980, pero es hasta este año cuando se está expandiendo.

De acuerdo con el estudio, la MG es una bacteria que está presente en alrededor del 1% de la población mundial de entre 16 a 44 años.

SÍNTOMAS
En hombres puede producir iretritis (inflamación de la uretra).

Prostatitis (inflamación de la próstata).

Aún no se sabe si podría provocar infertilidad masculina.

En mujeres la infección puede encontrarse en el cuello uterino, vagina y el endometrio.

Puede ser asintomática.

Puede ocasionar sangrado y dolor tras las relaciones sexuales.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
Puede tardar hasta 6 meses en desarrollarse y son pocos los laboratorios en el mundo que pueden detectarla a través de biopsias endometriales o pruebas de orina.

¿ES TRATABLE?
Afortunadamente sí. El antibiótico azithromycin es el encargado de tratar la ITS.

¿CÓMO PREVENIRLA?
Como con cualquier otra ITS: condones, condones y más condones.

La Mycoplasma Genitalium fue identificada por primera vez en 1980, pero es hasta este año cuando se está expandiendo.

Si quieres saber más, visita ActitudFem.

Fuente Excelsior

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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