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Que el pueblo de Guerrero decida sobre candidato, insiste AMLO

Ante el tema de la elección del candidato de Morena al gobierno de Guerrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó que el movimiento feminista sea utilizado con otros propósitos. Reiteró que el pueblo guerrerense es el que debe decidir.

Cuando le preguntaron otra vez en la conferencia de prensa matutina su opinión sobre la eventual participación de Félix Salgado Macedonio en la nueva encuesta de Morena para definir a su abanderado, el presidente dijo en inicio que ya no quiere opinar sobre el tema.

En la pregunta le hicieron notar que ya había una posición y crítica del ex presidente Felipe Calderón a Salgado, acusado de delitos sexuales en la fiscalía de Guerrero.

“Ya he dicho lo que pienso y nada más con lo que me está diciendo, que el presidente Calderon ya está convertido en feminista, ya no hay nada más que agregar”, expresó.

Sin embargo, reiteró la posición que ha dado desde semanas anteriores.

“Sostengo que el pueblo de Guerrero debe decidir, preguntar a mujeres y hombres de Guerrero en este caso, y sostengo que no debe haber linchamientos por politiqueria, por eso existen instancias legales, ministerio público, jueces, Poder Judicial, eso es lo que puedo opinar”, dijo.

Es muy lamentable – añadió- que el movimiento feminista sea utilizado con otros fines.

“¿De cuando acá el conservadurismo simpatiza con el movimiento feminista? Podría yo decir que es lo opuesto pero no quiero seguir tratando el asunto, yo soy humanista, a favor de la justicia y en favor de las mujeres”, remarcó.

Fuente: La Jornada

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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