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Salud y Bienestar

Revisan establecimientos de pescados y mariscos por Cuaresma

La Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COESPRIS), inició el operativo de vigilancia sanitaria a establecimientos que venden pescados y mariscos crudos y preparados, como parte del operativo que se realiza por la temporada de Cuaresma.

La Gerencia de Operación Sanitaria realizará de manera aleatoria en todo el estado, verificaciones a establecimientos que venden alimentos a fin de garantizar la calidad de los mismos.

Marisquerías, pescaderías, ostionerías, tiendas de autoservicio, súper-mercados, coctelerías y restaurantes sujetos a verificación deberán contar con productos que cumplan con la calidad sanitaria correspondiente, considerando el análisis sensorial, es decir, que tenga buen color, olor y textura. En esta temporada se incrementa el muestreo de productos y del hielo que se utiliza para su conservación.

En caso de encontrar situaciones de riesgo, los verificadores pueden proceder a la destrucción del producto o aseguramiento del mismo; en caso de reincidencia el establecimiento puede recibir una sanción administrativa, multa y la suspensión de los trabajos y servicios según sea el caso.

El líder del Proyecto de Alimentos, Armando Amador Almaguer, comentó que en ésta temporada de Cuaresma se incrementa el consumo de pescados y mariscos, sin embargo, pueden representar riesgos a la salud si no se tienen los cuidados en su manejo y preparación, ocasionando severas infecciones o intoxicaciones al consumirlos.

Por lo anterior, se exhorta a la población a que extremen los cuidados al momento de adquirir y consumir estos productos así como su manipulación en el hogar.

En caso de queja o denuncia Coespris tiene a disposición las líneas telefónicas (614)414-82-10 y (614)414-82-10 de lunes a viernes en un horario de 8:30 a 14:30 Horas. Así mismo se encuentra ubicada en la Avenida División del Norte #401 Colonia San Felipe.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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