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Chapo Guzman

Según estudio, la extradición de El Chapo desató una guerra en Chihuahua

Desde abril de 2016 se comenzaron a presentar en Chihuahua picos de violencia que recordaban los del cuatrienio del horror (2008-2012), que dejó en la entidad una estela de más de 18 mil muertos.

Esta violencia no solo tenía como escenarios, sin embargo, las ciudades de Juárez y Chihuahua. Se había desplazado hacia la zona serrana de la entidad, en la que se facilita el cultivo de amapola y marihuana, y en donde se enfrentaban a tiros los brazos armados del Cártel del Pacífico y de la organización Carrillo Fuentes: Gente Nueva y La Línea.

Chihuahua es el último bastión del otrora poderoso Cártel de Juárez. La organización que en tiempos de Amado Carrillo llegó a controlar 16 estados, se halla ahora aferrada con las uñas a la línea fronteriza mientras a sus pies comienza a abrirse el abismo.
A partir de abril del año pasado, según un reporte de inteligencia federal que analiza el desenvolvimiento de los cárteles de la droga en 2016, se desataron en Chihuahua homicidios “con características propias de la delincuencia organizada” y se reactivó “la difusión de mensajes escritos en cartulinas dejadas en algunos de los cuerpos que fueron abandonados en sitios o lugares públicos”.
Buena parte de esos mensajes aludía a la guerra que el Cártel del Pacífico mantiene contra los Carrillo.
Los niveles de violencia, para el gobierno federal, propiciaron en Chihuahua, en 2016, “escenarios de inestabilidad comparables a los que se presentaron en el sexenio calderonista”.
El análisis, realizado por instituciones dedicadas al combate al narcotráfico, señala que los acuerdos del exgobernador priísta César Duarte con algunos medios, y “la línea editorial ‘sugerida’ desde el área de comunicación social gubernamental”, lograron crear la impresión de que la violencia en la entidad había disminuido.
El informe indica que esta percepción general pudo venir en realidad de “un aparente acuerdo alcanzado entre las organizaciones Carrillo Fuentes y Pacífico para permanecer en la entidad con un bajo perfil, a efecto de retirar la atención de las autoridades, con el objetivo de que las fuerzas federales salieran del estado y con ellos relajar el cerco que se estaba estrechando hacia sus integrantes”.
De acuerdo con el reporte citado, se trató de una estrategia de “perder-ganar” que resultó favorable para ambos grupos delictivos “en tanto se logró el objetivo principal, que fue, particularmente, la salida del Ejército y la suspensión de los Operativos Conjuntos”, al menos durante los primeros meses de 2016.
La violencia brotó de nuevo, sin embargo, luego de la segunda detención de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo —ocurrida en la boca de una coladera de Los Mochis a través de la cual el capo huía de un operativo de las Fuerzas Armadas.
A partir de ese momento, los enfrentamientos entre delincuentes, los “levantones”, las agresiones armadas contra elementos policiacos y los homicidios dolosos fueron en aumento.
Se registraron 850 asesinatos en nueve meses (de enero a septiembre) y se cometieron 250 más en los primeros dos meses del nuevo gobierno, encabezado por el panista Javier Corral.
Volvieron también las ejecuciones múltiples: el 19 de octubre cinco personas fueron asesinadas en una estética; el 27, otras seis fueron masacradas en el interior de un hotel (el 22, cinco más habían sido acribilladas en una carretera).
Al mismo tiempo, la sierra se salió de control, y al “cobro de piso” a las empresas mineras, así como al desplazamiento de comunidades tarahumaras que huyeron de la violencia, se agregó un notable incremento en “ejecuciones” y enfrentamientos.
El ingreso de El Chapo Guzmán al penal del Altiplano, su posterior traslado al Cefereso 9, ubicado en Ciudad Juárez, y su reciente extradición a los Estados Unidos, terminaron de romper el pacto entre ambos grupos, de acuerdo con el reporte.
Para las autoridades, a la epidemia de violencia que se desató en Chihuahua tras la extradición de El Chapo ha contribuido también, de manera fundamental, la aparición de una tercera organización delictiva que encontró en el corredor Juárez-El Paso una puerta para el tráfico de metanfetaminas: el Cártel Jalisco Nueva Generación: la organización que va sobre las ruinas de los Carrillo Fuentes, y que —aprovechando su extradición— intenta explotar las debilidades del cártel que perteneció a El Chapo.

Con información de El Debate

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Acontecer

Utilizando ‘narcomantas’, ‘Los Chapitos’ prohiben negocio de fentanilo


‘Los Chapitos’, una de las facciones del Cártel de Sinaloa, amenazó el martes 3 de octubre a cualquier persona en el estado para no producir ni distribuir fentanilo, de lo contrario habría que atenerse a las consecuencias, según se lee en ‘narcomantas’ distribuidas a lo largo de la entidad.

La organización criminal, que hasta hace unos meses era liderada por Ovidio Guzmán, así como otros hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, dijo en las narcomantas que los medios de comunicación han desinformado en el tema, mientras que el gobierno ha realizado diversas omisiones al no investigar y perseguir a los verdaderos responsables de la ‘epidemia’ de fentanilo que mata a alrededor de 70 mil personas al año en Estados Unidos.

Con esta amenaza, ‘Los Chapitos’ dijeron que no son afines al negocio del fentanilo, algo que contradice lo dicho por la Administración de Control de Drogas (DEA) en meses pasados, ya que coloca a nueve de los 10 criminales más buscados por la corporación dentro del Cártel de Sinaloa, especialmente a hijos del ‘Chapo’ y a algunos de los principales operadores de ‘Los Chapitos’.

¿Qué grupos del crimen organizado operan el tráfico de fentanilo en Sinaloa?

A pesar de la narcomanta y la amenaza de ‘Los Chapitos’ respecto a la prohibición del fentanilo, hay quienes dicen que mienten.

El portal Vice reportó este martes 3 de octubre que la medida es más que nada una estrategia, ya que incluso miembros de ‘Los Chapitos’ dijeron que se trata de una maniobra para adueñarse del negocio del fentanilo en Sinaloa.

Los grupos a los que ‘Los Chapitos’ estarían amenazando serían organizaciones independientes, familias y personas que fa producen y venden el fentanilo por su cuenta.


De acuerdo con la fuente del cártel, ‘Los Chapitos’ han matado a gente que produce fentanilo por su cuenta y que el fentanilo no se ha detenido en Sinaloa ni se detendrá, pese al mensaje de los hijos del ‘Chapo’.

Sara Bruna Quiñones, fiscal de Sinaloa, dijo que abrirán una carpeta de investigación referente a las 11 narcomantas ubicadas a lo largo de la entidad.

El posicionamiento de ‘Los Chapitos’ ocurre un par de semanas después de que Ovidio Guzmán se declarara no culpable de cargos relacionados con el tráfico de drogas tras su extradición an Estados Unidos. Sin embargo, en Nueva York se enfrentará a una nueva serie de cargos, mismos que lo podrían colocar como el primer capo de la droga en México enjuiciado por fabricación de fentanilo.

Con información de Vice y EFE.

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