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Opinión

salvar a la unión sagrada por VICTOR OROZCO

  • A SALVAR LA UNIÓN SAGRADA
    Víctor Orozco

    «No estoy de acuerdo con López Obrador cuando dijo en su mitin en Tlatelolco que si es necesaria la vía armada, la habría de asumir», declaró Josefina Vázquez Mota en una reunión con cuatrocientos evangélicos en la que predicó «los valores familiares». Pero, el candidato de las izquierdas dijo en el referido mitin: «No despreciamos a quienes piensan que es la vía armada una posibilidad para lograr la transformación de los pueblos, pero aquí quiero dejar de manifiesto que con todo respeto a quienes piensan de esa manera nosotros sostenemos que vamos a luchar siempre por la vía pacífica y la vía electoral». Para cualquiera de los oyentes y de los que leímos después el discurso de AMLO, se entiende que estaba posicionándose claramente a favor de la vía pacífica para alcanzar transformaciones sociales. En el contexto, estaba en todo caso rebatiendo a quienes entre los estudiantes, postulan la vía de la violencia en las luchas políticas. Sin embargo, la candidata que «cree en los valores» así como los coordinadores de las campañas presidenciales del PAN y del PRI, no dudaron en falsificar las palabras para envenenar a la opinión pública como lo hicieron en el 2006. Escogieron mal el tablado, pues ahora deberán hacer frente al testimonio de miles y miles de estudiantes quienes escucharon de viva voz el discurso consabido. Por lo pronto un numeroso grupo ha exigido al PRI y al PAN «…que dejen de sembrar el odio y la mentira» y al IFE «…que no sea cómplice de esta burda maniobra». Este episodio continúa, pues el PAN ha convertido en uno de sus spots de batalla la burda adulteración.
    La guerra sucia emprendida por los dos partidos en contra de López Obrador, en un intento de reeditar la de 2006 constituye uno de los distintivos centrales en esta fase de las campañas presidenciales. Es chocante la repetición, pues la mayor parte de las reformas electorales instauradas después de aquel año vergonzoso, tuvieron como propósito evitar estas campañas infamantes, desinformadoras y fraudulentas. El propósito obvio de sus autores y patrocinadores, es impedir, como lo hicieron hace seis años, la llegada de AMLO a la presidencia de la República. Y su motivación inmediata son las preferencias electorales que muestran las últimas encuestas de las empresas especializadas, sobre todo la del diario Reforma, así como el abrumador apoyo recibido por López Obrador en otras más de periódicos tan leídos como el Diario de Juárez, Zeta de Tijuana, El Imparcial de Hermosillo, de una lista bastante nutrida, así como en todos los centros de estudios donde se han realizado simulacros del voto o en las redes sociales. Los nuevos datos -que quizá solo expresan tendencias profundas y hasta ahora ocultas del electorado- se conjugan con el despliegue de un novedoso e ingenioso movimiento estudiantil que ha puesto a temblar a los estrategas del PAN y del PRI: si estos jóvenes universitarios y politécnicos logran contagiar a los 31 millones de ciudadanos que tienen entre 18 y 29 años de edad, ¡Adiós restauración priísta! ¡Adiós alianza sagrada de tricolores y blanquiazules operada desde el palacio nacional!.
    Otra de las novedades es la expresión abierta de Vicente Fox, a favor de la candidatura del PRI. Le había antecedido la de Manuel Espino el ex presidente del PAN. ¿Por qué estas deserciones?. El hecho tiene en el fondo la misma explicación que lanzamiento de la guerra sucia: el candidato seguro para garantizar la continuidad del proyecto económico, de la combinación del gran capital con la alta burocracia del Estado es Enrique Peña Nieto, no Josefina Vázquez Mota. Y para este tipo de adalides, cuando se pone en peligro la bolsa, no hay colores ni lealtades que valgan, así sean las míticas al banquero fundador del PAN. Ernesto Cordero, el delfín del presidente Calderón, igual lo manifestó la semana pasada: la inestabilidad cambiaria de los últimos días, está motivada por el ascenso de AMLO en las encuestas. Josefina agrega que si éste llegara a triunfar, las familias perderán su patrimonio, casas, vehículos y en el colmo de la desfachatez: ¡Su seguridad!. (Los esqueletos de los 60 (¿70?) mil muertos de este sexenio han de haberse cimbrado)
    Lanzados en ese despeñadero, traen de nuevo a las campañas el espantajo del «peligro para México» y chantajes como la caída de la bolsa o la huida de capitales, esperando asustar incautos. Los estrategas del partido blanquiazul, han hecho escuela con estas prácticas, tanto que en México nadie los ha igualado. En muchos otros temas han aprendido del PRI, pero en éste, han sido sus maestros, dado que el viejo partido de Estado, pocas necesidades tuvo de emplearse en asustar a los electores, a quien mantuvo siempre cautivos. Pero hoy, con la vista puesta en las urnas del 1 de julio y considerando el previsible triunfo de López Obrador, están hermanándose en la diatriba y la calumnia, como ya lo están en las políticas económicas o de combate a la delincuencia, en la penalización del aborto, en las concesiones al clero católico, en la enajenación de los recursos naturales, en la sujeción de los trabajadores a través del charrismo sindical, en la militarización del Estado.
    En estas circunstancias, no es fantasioso predecir que en el último momento y si EPN se colapsa, veamos y escuchemos al propio Felipe Calderón salir en su respaldo, como lo hizo el guanajuatense, a quien millones denunciaron en 2004 y 2006 como traidor a la democracia, condición ahora sí reconocida por incontables miembros de su partido. Muchos de estos seguidores del PAN están furiosos, pero lo cierto es que el hombre no ha hecho otra cosa sino marcarles (con cinismo absoluto y palabras descarnadas) las prioridades de la élite: asegurar el triunfo de Peña Nieto y tratar de alcanzar un segundo lugar para su candidata. Lo último ya es imposible, así que deben consagrarse a lo primero. La tortuosa empresa defrauda la fe y las convicciones de millones de panistas, cierto, pero, muy por encima de ambas se encuentran los intereses representados en la bolsa y en la corona. Fox sabe de ello. Y Calderón también, así que esperemos y veremos lo inusitado.
    Convertido ya en una quimera el triunfo electoral, en el segundo debate la candidata de «los valores familiares» concentrará toda su artillería en tratar de demoler la fortaleza de López Obrador. Dos o tres escaramuzas de simulación, podremos advertir entre ella y el candidato del PRI, que igual, se afanará en descalificar al tabasqueño, con la ayuda del testaferro de Gordillo. Se parecerá el escenario al del famoso «tercer grado», con el Peje esquivando los mordiscos y dirigiéndose a los ciudadanos. El panorama, a fin de cuentas no está mal. Los electores veremos decantadas las posiciones y tendremos la posibilidad de agruparnos en dos grandes tendencias básicas: la de aquellos que buscan el cambio frente a la continuidad y la de quienes pretenden conservar a México como está, haciendo apenas aquellas modificaciones indispensables para mantener lo fundamental.
    Apostilla: Dos observaciones al plan de inversiones económicas estratégicas del proyecto de gobierno de López Obrador. En una de sus propuestas dice: construcción de ferrocarriles rápidos AL (mayúsculas mías) Norte. La contracción revela una vieja expresión del centralismo histórico, que exigió la edificación de las vías de comunicación como los dedos de la mano, siempre de la ciudad de México hacia el resto del país. Hay que cambiar esa palabrita y con ella toda la perniciosa idea. Necesitamos los ferrocarriles que enlacen a las regiones entre sí, en el caso del Norte: de Ciudad Juárez a Monterrey, a Durango, a Hermosillo, a Tijuana, a Matamoros. Una segunda: está muy bien plantar un millón de hectáreas de árboles maderables en el sureste, pero una mayor extensión debe comprenderse en Chihuahua y Durango, los dos estados con mayor vocación forestal del país y que han sufrido en grado extremo la devastación de sus bosques.

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Opinión

La semilla. Por Raúl Saucedo

Libertad Dogmática

El 4 de diciembre de 1860 marcó un hito en la historia de México, un parteaguas en la relación entre el Estado Mexicano y la Iglesia. En medio de la de la “Guerra de Reforma», el gobierno liberal de Benito Juárez, refugiado en Veracruz, promulgó la Ley de Libertad de Cultos. Esta ley, piedra angular del Estado laico mexicano, estableció la libertad de conciencia y el derecho de cada individuo a practicar la religión de su elección sin interferencia del gobierno.

En aquel entonces, la Iglesia Católica ejercía un poder absoluto en la vida política y social del país. La Ley de Libertad de Cultos, junto con otras Leyes de Reforma, buscaba romper con ese dominio, arrebatándole privilegios y limitando su influencia en la esfera pública. No se trataba de un ataque a la religión en sí, sino de un esfuerzo por garantizar la libertad individual y la igualdad ante la ley, sin importar las creencias religiosas.
Esta ley pionera sentó las bases para la construcción de un México moderno y plural. Reconoció que la fe es un asunto privado y que el Estado no debe imponer una creencia particular. Se abrió así el camino para la tolerancia religiosa y la convivencia pacífica entre personas de diferentes confesiones.
El camino hacia la plena libertad religiosa en México ha sido largo y sinuoso. A pesar de los avances logrados en el lejano 1860, la Iglesia Católica mantuvo una fuerte influencia en la sociedad mexicana durante gran parte del siglo XX. Las tensiones entre el Estado y la Iglesia persistieron, y la aplicación de la Ley de Libertad de Cultos no siempre fue consistente.
Fue hasta la reforma constitucional de 1992 que se consolidó el Estado laico en México. Se reconoció plenamente la personalidad jurídica de las iglesias, se les otorgó el derecho a poseer bienes y se les permitió participar en la educación, aunque con ciertas restricciones. Estas modificaciones, lejos de debilitar la laicidad, la fortalecieron al establecer un marco legal claro para la relación entre el Estado y las iglesias.
Hoy en día, México es un país diverso en materia religiosa. Si bien la mayoría de la población se identifica como católica, existen importantes minorías que profesan otras religiones, como el protestantismo, el judaísmo, el islam y diversas creencias indígenas. La Ley de Libertad de Cultos, en su versión actual, garantiza el derecho de todos estos grupos a practicar su fe sin temor a la persecución o la discriminación.
No obstante, aún persisten desafíos en la construcción de una sociedad plenamente tolerante en materia religiosa. La discriminación y la intolerancia siguen presentes en algunos sectores de la sociedad, y es necesario seguir trabajando para garantizar que la libertad religiosa sea una realidad para todos los mexicanos.

La Ley de Libertad de Cultos de 1860 fue un paso fundamental en la construcción de un México más justo y libre. A 163 años de su promulgación, su legado sigue vigente y nos recuerda la importancia de defender la libertad de conciencia y la tolerancia religiosa como pilares de una sociedad democrática y plural.
Es importante recordar que la libertad religiosa no es un derecho absoluto. Existen límites establecidos por la ley para proteger los derechos de terceros y el orden público. Por ejemplo, ninguna religión puede promover la violencia, la discriminación o la comisión de delitos.
El deseo de escribir esta columna más allá de conmemorar la fecha, me viene a deseo dado que este último mes del año y sus fechas finales serán el marco de celebraciones espirituales en donde la mayoría de la población tendrá una fecha en particular, pero usted apreciable lector a sabiendas de esta ley en mención, sepa que es libre de conmemorar esa fecha a conciencia espiritual y Libertad Dogmática.

@Raul_Saucedo
rsaucedo@uach.mx

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