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Opinión

Perdónelos, señor Presidente. por Francisco Rodriguez Pérez

A la izquierda

¡Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen! Y usted, señor Presidente Enrique Peña Nieto, también perdónelos, pero si puede y quiere, recomponga el rumbo. Sus colaboradores están acabando con la frontera. No han medido las consecuencias negativas de sus acciones. Definitivamente no saben lo que hacen.

Señor Presidente, no les crea todo lo que dicen del secretario Videgaray para abajo. Serán muy “truchas”, cerebros entrenados en las “mejores” universidades de Estados Unidos, pero no saben lo que hacen…

Sus colaboradores, señor Presidente, tienen marcado en su piel, como los fierros el ganado chihuahuense, un neoliberalismo que ha fracasado y está fracasando en el mundo.

Varios Estados del orbe están salvando los mercados; las leyes, las reglamentaciones, los apoyos, los subsidios, las políticas están tratando de hacer control de daños contra las consecuencias de este atroz neoliberalismo.

Usted, senor Presidente, no mamó neoliberalismo. NO permita que sus colaboradores, que crecieron con el polvo imperialista y las falacias del mercado y la globalización echen a perder las cosas en el país. Entiéndalo, esas ideas ya fracasaron.

Ya consumaron la perversa homologación de los impuestos, ya hicieron realidad la desaparición, de golpe y porrazo, por decreto, de las garitas en la franja fronteriza. ¿Qué sigue, qué otras ocurrencias tendrán en mente los “chicago”, los “harvard”, los “yales”… que ya no son, por cierto, tan “boys”?

Vino usted a Ojinaga, a la frontera, al primer punto de frontera que estaba visitando como Presidente de México. Le fue muy bien, tuvo público y entusiasmo. No dilapide ese liderazgo.

Ciertamente su Gobierno está decidido a impulsar cambios y transformaciones que aseguren que desde ahora y futuras generaciones, tengan mejores condiciones. Sin embargo, no se miden las consecuencias negativas al momento de tomar decisiones como las que están acabando con la frontera.

¿Hacia dónde vamos?, ¿a la zona franca, a la zona libre? No creo que, por fin, se decidan a abrir las fronteras, las de México y las de Estados Unidos; en la franja fronteriza más grande del mundo todavía hay protecciones especiales de aquel lado: circulan y se trafican mercancías, divisas y gente, pero no hay libertad, sino negocios.

La frontera no desaparecerá por decreto, señor Presidente, mucho menos con un Estados Unidos tan liberal hacia afuera, pero tan proteccionista hacia adentro, tan candil de la calle, pero tan oscuro para su casa…

La homologación de los impuestos y la liberación del tráfico en la franja fronteriza son dos decisiones que, por ahora, nos dejan a los mexicanos en total desventaja, en la total indefensión.

Claro que lo que usted anunció en Ojinaga tiene sus ventajas, pero también tiene enormes desventajas y consecuencias negativas.

Sus colaboradores, señor Presidente, no saben lo que hacen con las “reformas estructurales” que le hicieron enumerar en Ojinaga.

Han impuesto una Reforma Laboral que, según sus colaboradores, supuestamente flexibiliza el mercado y posibilita que más mexicanos puedan incorporarse a la actividad formal y productiva.

Han cuajado una Reforma Educativa que, también desde el supuesto y la ilusión de sus colaboradores, busca asegurar calidad en la educación de los niños y jóvenes del país para poder incorporarlos a un mercado laboral cada vez más exigente.

Han metido a fuerza una Reforma en Telecomunicaciones que, igual, sus colaboradores dicen que buscan, fundamentalmente, abrir competencia, para el acceso a distintos productos y servicios, que sean más accesibles, que compitan en calidad, en precio, y que sea cada mexicano quien decida por cuál será su elección; se pretende que evitemos prácticas monopólicas que son dañinas, porque, al final de cuentas, queda en quienes tienen el monopolio la decisión de la calidad y el precio a cuáles ofertar los servicios y productos.

También insisten en la Reforma Hacendaria y deciden llevarla a cabo. Sus colaboradores dicen que tiene un propósito de carácter progresivo, para asegurar que quienes más ganen paguen más impuestos.

Muchos de los impulsores de estas reformas son fracasados de hace 20 ó 30 años. Y esas tales reformas han fracasado en las últimas décadas en muchos países del mundo.

Sus colaboradores no saben lo que hacen, aunque lo hagan desde el “Pacto por México”.

Apelo, por cierto, a una de sus expresiones en Ojinaga: “Somos un país con distintas visiones, un país diverso y plural, y en el que todas las voces merecen ser escuchadas”. Escuche, pues, señor Presidente, esas advertencias, esas llamadas de atención que significan las voces que denunciamos que esas iniciativas neoliberales están aniquilando la frontera.

Sus colaboradores, señor Presidente, le han dado una agenda, una ruta de trabajo para este primer año de gestión. Y, en cuestiones como el debilitamiento de la frontera, han fallado, se han equivocado. Y, por cierto, tienen a las mayorías en contra.

Sus colaboradores, con la ilusión del futuro y el desprecio del pasado, tratan de convencernos de las ventajas de las reformas que están por delante: la política y la energética.

La situación actual de la frontera muestra, no obstante, que no saben lo que hacen.

Ahora pretenden “impulsar el desarrollo de la región fronteriza del país”, luego de haber consumado la atrocidad de la homologación de los impuestos. El Programa de Apoyo a la Zona Fronteriza, que beneficiará a los estados de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Quintana Roo, Sonora, Tabasco y Tamaulipas, con acciones coordinadas entre distintas dependencias del Gobierno Federal, no será suficiente para enfrentar las pérdidas de competitividad e ingreso de las empresas fronterizas, especialmente las de la manufactura y de exportación.

El programa contempla seis acciones estratégicas con una inversión del orden de 30 mil millones de pesos, una nimiedad para lo que significan los estragos de la homologación impositiva.

No saben lo que hacen. Se eliminan varias garitas de la franja fronteriza. Se trata de evitar la corrupción, los chantajes y las extorsiones, pero ¿qué van a hacer con las distintas corporaciones policiacas, que tendrán la carretera libre para convertirse en auténticos “salteadores de caminos”?

Señor Presidente, las fronteras no desaparecen por decreto. La homologación impositiva, combinada con la liberalización forzada, puede ser un coctel peligroso, para el tráfico transfronterizo de mercancías, divisas y personas.

Dice el secretario de hacienda, uno de esos colaboradores que no saben lo que hacen, que a partir de la Reforma Hacendaria, aprobada por el Congreso de la Unión, varias garitas pierden total sentido, y gradualmente lo estarán perdiendo otras, que estarán cerrando y clausurando.

Lo demás son paliativos, pastillistas para el dolor con que intentan combatir agresivos cánceres de pobreza, miseria y abandono. En ese orden están las limitadas acciones de “Sin Hambre”.

El fondo fronterizo, es otro paliativo o canje ventajoso, que se traducirá en apoyos a los pobres y créditos para pequeñas y medianas empresas de la zona fronteriza.

En esa lógica de canje, frente a la consumada homologación impositiva, se anuncian impulsos al turismo en la zona fronteriza.

La quinta acción, supuestamente en beneficio de los consumidores de la franja fronteriza, es una reacción ante la homologación del IVA en la zona fronteriza y el inevitable incremento de los precios.

Finalmente, se anuncia una inversión de casi 22 mil millones de pesos para impulsar obras y proyectos de infraestructura en todos los estados fronterizos. Otro canje, otra graciosa concesión, frente a los estragos de la homologación. Definitivamente, no saben lo que hacen.

Si sus colaboradores descuidan la frontera, y usted lo permite, se reeditará la soberbia que acabó con la Nueva España.

El fracaso de la Nueva España empezó cuando se perdieron las fronteras. Entonces posibilitaron la existencia del imperio que hoy en día sigue dominando al mundo, desde la conciencia misma de quienes se adoctrinan en neoliberalismo.

Lo saludamos, señor Presidente, desde Chihuahua. Le suplicamos, nuevamente, perdone a sus colaboradores, pero enderece el rumbo del México revolucionario, nacionalista y comprometido con la justicia social, que hoy está secuestrado por neoliberales. Desde “Okinagua” y la frontera seguimos orando: ¡Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen! ¡Hasta siempre

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Opinión

Fotografías. Por Raúl Saucedo

Las Políticas por hacer

El quehacer político moderno, a menudo toma en cuenta a los sectores de la sociedad que ostentan poder o influencia visible dentro de la comunidad:  Los adultos votan, las empresas influyen y los medios de comunicación amplifican sus voces. Sin embargo, en el complicado juego de poder, la niñez, un grupo vital pero silencioso, suelen quedarse en el margen.

La Niñez representa el futuro; es el cimiento sobre el que se construirán las próximas generaciones. Su bienestar, educación y salud son indicadores clave no solo de su calidad de vida individual, sino también del progreso y la salud de una sociedad en su conjunto. A pesar de esto, los gobiernos frecuentemente pasan por alto  la creación de políticas públicas enfocadas en este sector, principalmente porque esta parte de la sociedad no votan ni tienen voz directa en los procesos políticos.

Este “descuido” puede atribuirse a varios factores. Primero, la falta de representación política directa. La niñez depende completamente de los adultos para que sus intereses sean representados en el gobierno. Sin embargo, las agendas políticas suelen estar más influenciadas por las preocupaciones inmediatas de los votantes adultos —empleo, economía, seguridad— relegando a un segundo plano temas como la educación de calidad o la protección contra el abuso y la negligencia.

Además, la falta de datos específicos sobre los problemas que afectan a la niñez impide formular políticas bien informadas. A menudo, las estadísticas y estudios disponibles no desglosan la información por edad de manera que refleje las realidades específicas de este grupo. Esto conduce a un entendimiento incompleto de sus verdaderas necesidades y desafíos.

Es más, los problemas que afectan a la niñez suelen ser transversales y requieren una política integrada. Por ejemplo, la pobreza infantil no solo afecta la nutrición; impacta también en el acceso a la educación, la salud y las oportunidades de desarrollo social y emocional. Sin un enfoque especifico que contemple la complejidad de estos asuntos, las políticas resultantes pueden ser ineficaces o incluso contraproducentes.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989 por las Naciones Unidas (ONU), establece en teoría un marco internacional para la protección de los derechos de la niñez, incluyendo el derecho a la educación, la salud y la protección contra la explotación infantil. Sin embargo, la aplicación de estos derechos en políticas concretas sigue siendo un desafío global.

Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos reconozcan la importancia de la niñez en el desarrollo social y económico de un país. Invertir en este sector no es solo una cuestión de cumplir con obligaciones morales o internacionales, sino una estrategia prudente para fomentar sociedades más educadas, saludables y equitativas. Los niños y niñas de hoy son los adultos del mañana; sus problemas y necesidades deben ser una prioridad, no una reflexión tardía.

Para abordar esta cuestión sistémica, es necesario promover una mayor participación de los expertos en infancia en los procesos de toma de decisiones y asegurar que las políticas públicas sean evaluadas también en función de su impacto en la población infantil. Las voces de los infantes, aunque no se expresen en las urnas, deben resonar en los corredores del poder a través de quienes aboguen por su bienestar y futuro.

Ignorar las necesidades de este sector en la formulación de políticas públicas no solo es un fracaso en proteger a los más vulnerables, sino también una miopía estratégica que compromete el desarrollo sostenible y la justicia social a largo plazo. Es hora de que los gobiernos ajusten sus lentes y enfoquen claramente en el bienestar y los derechos de los niños, garantizando así un futuro mejor para todos.

Este planteamiento personal y profesional surge en reflexión del pasado 30 de abril, donde la mayoría de mis amigos publicaron historias sobre festivales infantiles en compañía de sus hijos, mientras yo daba un clavado al baúl de los recuerdos encontrando fotografías olvidadas de una etapa fundamental de mi vida, todo esto con aquella canción de fondo del Maestro Sabina donde protestamos contra el misterio del mes de abril.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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